Este lunes se cumplieron 57 años del fallecimiento de Marilyn Monroe y volvieron a circular fotos de la bella rubia que en la década de 1940 se convirtió en un símbolo sexual, tras ser “descubierta” por el fotógrafo David Conover.
Por supuesto volvimos a ver a la actriz y cantante de lo más divertida mientras el aire levanta su ligerísimo vestido blanco con top halter, en una imagen tomada por Sam Shaw en septiembre de 1954, como parte del detrás de las cámaras de The Seven Year Itch, película que la californiana protagoniza al lado de Tom Ewell.
Disfrutamos a Marilyn por millonésima vez muy coqueta en la playa usando un traje de baño blanco, seductora desde su casa con un suéter oscuro ajustado y unos pantalones capri, y deslumbrante gracias a un vestido rosa entallado que usó con unos largos guantes y muchos “diamantes”.
Sin embargo, en las redes y medios no circuló su “peor” foto, aquella en donde sale con un ojo medio cerrado, moretones en las piernas, vellos en los brazos… Sentada en el Salón Virreinal del desaparecido Hotel Continental de la Ciudad de México, ríe, sostiene una copa de champaña y se alcanza a ver su vello púbico.
Dicha imagen causó furor en 1962. Obra del mexicano Antonio Caballero, se puede apreciar en la exposición “Antonio Caballero. Fotografía 1953 a 1985”, del Museo de Arte Moderno, la cual estará abierta al público hasta el próximo 8 de septiembre.
Caballero ha explicado que, como era de esperarse, la visita de la rubia a México congregó a tantos fotógrafos que apenas si podía moverse entre ellos; quedó a los pies de la actriz y disparó la cámara sin darse cuenta de que revelaría un hecho irrefutable: la actriz no era rubia natural. La foto se la vendió a un amigo judío en $20, y fue este quien la dio a conocer en Europa.
Considerado como un grande de la fotografía mexicana, quien fuera aprendiz de Héctor García tiene una gran trayectoria en la fotonovela. Por ello, además de la íntima imagen que le regaló al mundo de una de las mujeres más deseadas, la muestra del MAM presenta sugerentes poses de Sasha Montenegro, Olga Breeskin y Christiane Magnani, entre otras estrellas de la época.