Hace una semanas el presidente Peña Nieto dijo que con el caso de los estudiantes de Ayotzinapa las instituciones estaban a prueba. Tiene razón. El problema es que hasta ahora no hay buenos resultados.
Porque más allá de los deslindes de las autoridades que tratan de enfocar las culpas en unos u otros, para los ciudadanos de a pie todos son parte de lo mismo, gobernantes y miembros de la misma clase política. Y en ese sentido el saldo ha sido lamentable.
Porque se nos dijo primero que los responsables fueron los policías de Iguala y después también los de Cocula y por si fuera poco se intervino en otros diez municipios más.
Se informó que los principales responsables fueron el alcalde de Iguala y su esposa pero ninguna autoridad fue capaz de seguirles la pista y detenerlos antes de su huída.
Luego se dio a conocer el descubrimiento de decenas de cuerpos, que hasta donde sabemos no eran de los estudiantes pero tampoco se ha dicho de quiénes sí son ni quién los mató. Y no sé si ya hay procesos para identificar y capturar a los responsables.
Apenas antier se dijo que habían encontrado nuevas fosas en Cocula y se sugirió que ahí estarían las respuestas pero ahora parece que no terminan de descubrir los cuerpos ni de comprobar la identidad. Eso sí, se invitó a los medios a que tomaran fotos y hasta tomas aéreas se permitieron para difundir la información.
No obstante ayer mismo se dijo que seguirá la búsqueda y hasta se abrió una ventana a la especulación cuando el nuevo gobernador dijo que se ofrecía como mediador. ¿Mediador? Palabra que no se entiende, de no ser por la versión difundida por el periodista Alejandro Cacho que habló en Twitter de un secuestro y de la negociación de la PGR con supuestos narcos para lograr la liberación de 22 estudiantes.
Versión -que parece increíble- pero que se suma a las de radiopasillo que en las últimas semanas dijeron que los alumnos estaban vivos o que habían sido quemados o enterrados y que ya tenía conocimiento la autoridad.
Sirva este recuento para entender lo que pasa en las crisis que generan grandes embudos de información que serán ocupados, por versiones oficiales cuando son efectivas, o por chismes, rumores o especulaciones cuando hay vacíos de información.
Cuidado. La crisis de Ayotzinapa ha durado ya más de un mes y seguimos sin tener todas las respuestas, entre ellas qué pasó exactamente, por qué los secuestraron, detuvieron o mataron, en dónde están los estudiantes y todos los acusados o sospechosos del caso.
Se entiende que es y ha sido un caso muy complejo pero cada día que pasa no sólo pierden los padres y madres afectados sino también los ciudadanos que pierden aun más la confianza en sus instituciones que no han sido capaces de resolver eficientemente el caso. Ni siquiera en el campo de la comunicación.
Es cierto. Hasta ahora la tragedia de Iguala ha sido la mayor de las pruebas para el Estado mexicano. El problema es que de momento está reprobado.