Desde 2014, la alcaldesa de Monterrey, Margarita Arellanes, había sido designada por los grupos hegemónicos del PAN como su candidata a la gubernatura de Nuevo León. A nivel local, estas cúpulas panistas son lideradas por el exalcalde Zeferino Salgado y el senador Raúl Gracia, quienes hicieron este acuerdo con el dirigente nacional, Gustavo Madero, dentro del cual se contemplaba también que el exalcalde Felipe Cantú se registrara como adversario de Arellanes, para que hubiera una contienda interna y también para que Cantú se fuera perfilando después como el candidato del PAN a la alcaldía de Monterrey.
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El primer cambio que sufrió el guión acordado por los grupos panistas fue que Arellanes, ya sintiendo el poder de ser la futura candidata, decidió impulsar como candidato a la alcaldía a un incondicional suyo en lugar de su adversario Cantú. Esta decisión resultó crucial para el destino de la alcaldesa cuando la élite empresarial de Nuevo León empezó a buscar alternativas electorales, ante la traición del presidente Enrique Peña Nieto al imponer como candidata del PRI a Ivonne Álvarez.
Fue Mauricio Fernández Garza, actual candidato a la alcaldía de San Pedro, quien recibió la inquietud de ésta élite empresarial. Los empresarios conocidos coloquialmente como “El Grupo de los 10”, querían explorar la posibilidad de que el PAN postulara a Cantú en lugar de Arellanes, quien desde su perspectiva, como alcaldesa de la ciudad nunca dio el ancho como buena administradora, además de mantener sus conexiones con Fernando Larrázabal, el ex alcalde involucrado en varios escándalos del mundo de los casinos.
Diez días antes de la elección, Fernández Garza inició un diálogo con Zeferino Salgado y Raúl Gracia, líderes de los dos grupos más importantes del panismo local. Ambos personajes aceptaron la posibilidad de retirarle de última hora su apoyo a Arellanes para dárselo a Cantú, sin embargo, plantearon que antes de hacerlo, tenían que recibir la aprobación del líder nacional, Gustavo Madero. “Podemos cambiar un acuerdo con Arellanes, pero no podemos cambiar un acuerdo con Madero”, dijo uno de los participantes en esta operación interna.
A través de Santiago Creel, Fernández Garza, planteó a Gustavo Madero la petición de la élite empresarial de Nuevo León de evitar que Arellanes fuera la candidata del PAN. A final de cuentas, Madero decidió dejar a los grupos de Salgado y Gracia en libertad de apoyar o no Arellanes. De esta forma, en una acción trepidante e inusual en el predecible mundo de la política de partidos, fue como Cantú ganó la contienda interna a Arellanes.
Ahora la disyuntiva que atraviesa el PAN de cara a las elecciones es que Arellanes regresó a gobernar la ciudad de Monterrey, donde ha despedido a decenas de colaboradores panistas ligados a las cúpulas locales que la traicionaron de última hora. Además de eso, el escenario futuro que ven algunos cercanos a Cantú, es que Arellanes y su administración podrían mantenerse al margen de la contienda interna, en la que el gobierno estatal y federal apoyarán a la candidata del PRI.
No solo eso, Arellanes podría ir más allá de no apoyar a Cantú, como hasta ahora parece, sino que la alcaldesa de Monterrey podría negociar incluso una alianza tácita para apoyar a la candidata del PRI.
La traición del presidente Enrique Peña Nieto a los empresarios de Nuevo León derivó en la traición dentro del PAN a la alcaldesa Margarita Arellanes. Y así el juego de traiciones continuará en los próximos meses…
(Diego Enrique Osorno)