El estado mexicano parece estar muy preocupado por las grandes amenazas que se ciernen sobre la seguridad y la paz nacional. Temen un grave peligro, un fenómeno social violento y bajo esa premisa paranoica están reformando la ley para poder suspender nuestros derechos y garantías individuales si el caso así lo amerita.
Esta semana, por ejemplo, los senadores aprobaron por unanimidad el reglamento del artículo 29 constitucional para que el Presidente pueda ante ciertas situaciones declarar un “estado de excepción”, o séase instaurar un “toque de queda constitucional”.
La noticia nos llega una semana después de que se discutió la intención presidencial de controlar los contenidos de internet en función de la mentada “seguridad nacional”, que tanto le quita el sueño a Peña Nieto. El escándalo al parecer sólo se desactivó en las redes sociales, pero la censura oficial sigue ganando terreno.
La legislación sobre el “estado de excepción” que aprobó el Senado plantea que, en algunos casos, los derechos y garantías pueden ser “un obstáculo para hacer frente de manera diligente a la situación excepcional”.
Evidentemente hay un grave peligro. Pero el gobierno de la República no ve el mismo peligro que vemos los ciudadanos. Es obvio: para ellos el peligro somos nosotros, el peligro es que compartamos información, que nos organicemos, que le digamos que no, que exijamos transparencia en sus acciones y no vil propaganda para sus atracos. Y eso está sucediendo. Y el gobierno y sus pusilánimes voceros lo minimizan y lo esconden, pero ya saben que hoy en México no sólo el crimen está organizado. Lo extraño es que parecen temerle más a quienes no son criminales que a los criminales mismos. Por eso con sus “reformas” y ajustes a la ley les resultará más fácil convertirnos en criminales a todos.
La verdadera amenaza a la seguridad nacional es tener un gobierno que está construyendo con mentiras y en las sombras el blindaje legal contra todos sus excesos, disfrazándolo de “reformas”. El peligro más grave que puede enfrentar un país democrático es tener unos legisladores que consideren que los derechos y garantías individuales pueden representar “un obstáculo”. El mayor riesgo para la paz social es que el gobierno mexicano está conspirando contra sus propios gobernados.
Si les interesara tanto la seguridad y la paz social no hubieran permitido que el país se convirtiera en una cueva de ladrones y atacarían las fuentes de dinero de los capos y sus nexos con los gobiernos estatales en vez de capturar cada semana a un “nuevo líder”. Lo que les interesa realmente es continuar “legalizando” la impunidad y criminalizando la protesta para poder seguir haciendo negocios con el país y, cuando la gente se canse y se enoje, tener todas las coartadas en la mano para poder decir: “les rompimos su madre conforme a derecho”.
Y entonces sí, más allá de lo que opine Vargas Llosa, vamos a ser la dictadura perfecta.
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(FERNANDO RIVERA CALDERÓN / @monocordio)