Entre las cosas buenas que ha tenido este año, una de ellas ha sido la de escribir esta columna. En la primera entrega advertía el significado de su nombre: la nueva especie urbana se referiría a este habitante de la ciudad que, por contagio, genio, imaginación o necesidad, estaría encontrando maneras de vivir, trabajar, divertirse e incluso consumir mejor. Este optimismo está basado en ciertas lecturas, señeramente, en los libros de algunos economistas que le han dado a las ciudades un papel crucial en el desarrollo económico. Según ellos, las ciudades son un gran acontecimiento; el mejor ejemplo de nuestra cultura y genio. Edward Glaeser, profesor de la universidad de Harvard, argumenta en The Triumph of the City (El triunfo de las ciudades, Taurus, 2011). que estas aglomeraciones humanas, con todos sus problemas como el tráfico, la basura, la delincuencia, la contaminación, posibilitan que la especie humana florezca. Las ciudades reducen el espacio físico entre las personas y nos permiten interactuar, trabajar, jugar y, sobre todo, intercambiar visiones distintas e ideas. Las ciudades nos hacen más inteligentes, más productivos y, en buena medida, más felices. Me he dado a la tarea de identificar las personas que generan esos intercambios. Pensé que el asunto se me iba a agotar pronto, pero me ha pasado todo lo contrario. Mientras más escarbo, más encuentro. Hace poco, a propósito de un foro organizado por el senador Mario Delgado y el diputado Vidal Llerenas sobre industrias creativas, hice una lista mental de algunas de las iniciativas más alentadoras. (También me di cuenta de la importancia de hacer un observatorio de industrias creativas, como ya existen en Bogotá y Buenos Aires.) (También me di cuenta de que toda esta efervescencia pasa de espaldas al gobierno, a veces sin que se enteren los burócratas.) Sirva esta columna de fin de año para recordar algunas: Soma, la escuela de artes plásticas de la colonia San Rafael, que promueve una discusión semanal sobre arte y sociedad; el Abierto Mexicano de Diseño, cuyo propósito es que los diseñadores abran las puertas de sus despachos para mostrar su trabajo, y que en su primera edición pasó todas las expectativas de público e impacto; Mesamérica, el festival culinario que ha puesto la cocina de la ciudad en comunicación con la del resto del mundo, los food trucks, que han sacado la cocina de autor del restaurante a la calle, Cauce Ciudadano, la organización que promueve una nueva cultura de la no violencia entre los jóvenes, pero también que impide la estigmatización de las pandillas… ¿sigo?
(GUILLERMO OSORNO / @guillermosorno)