En su excepcional ensayo «Fe y razón», Roberto Calasso escribe: «lo que nuestro mundo requiere con urgencia es aquella operación que, según Confucio, debería anteceder a cualquier otra: la rectificación de los nombres. Como se lee en sus Dichos: “Una vez un discípulo le preguntó: ‘Si un rey un día os encargara un territorio para gobernarlo según vuestras ideas, ¿qué haríais en primer lugar?’. Confucio contestó: ‘Rectificaría los nombres’”. Y luego le explicó a su desconcertado discípulo: Si los nombres no son correctos, si no corresponden a la realidad, el lenguaje no tiene objeto. Si el lenguaje no tiene objeto, la acción se vuelve imposible —y así todos los asuntos humanos se disgregan y administrarlos llega a ser fútil e imposible». Hoy en México el lenguaje cada vez tiene menos objeto porque se utiliza sin que éste corresponda en forma alguna a la realidad. El discurso político es más vacuo y falaz que nunca. Nuestro país no anda. No sólo no avanza sino que retrocede estrepitosamente hasta modelos que disuelven el Estado como principio rector del pacto social. En las fronteras norte y sur del país la tortura, el asesinato, el feminicidio y la trata de personas se ejercen con la promoción y la connivencia de las instituciones de seguridad pública. La corrupción –mental y monetaria– de empresarios, legisladores, líderes sindicales y gobernadores está en uno de sus máximos históricos. El descontento social alcanza –con justa razón– niveles alarmantemente beligerantes. La pobreza –material e intelectual– erosiona buena parte de nuestro tejido social. Ante este escenario nuevas ideas, un lenguaje renovado y apegado a la realidad, es imprescindible para poder echar un poco de luz a la caverna que transitamos. A partir del próximo jueves, el Hay Festival –una organización sin fines de lucro que lleva festivales con contenido literario, cinematográfico, artístico y musical a diversas ciudades en el mundo como Cartagena, Beirut, Segovia o Hay-on-Wye– realizará su tercera edición en Xalapa, Veracruz (un viaje de cuatro horas bastante transitable para los capitalinos). Escritores como el mexicano Diego Enrique Osorno, el colombiano Juan Gabriel Vázquez, el español Vicente Molina Foix, la nigeriana Heley Oyeyimi o el premio Nobel de Literatura caribeño Derek Walcott sostendrán conversaciones públicas que nos permiten, aunque sea por unos días, pensar que existen diferentes maneras de mirar, habitar y entender el mundo. El programa se complementa con conciertos de Julieta Venegas y Luis Eduardo Aute, la proyección de los documentales El Alcalde y Ai Weiwei nunca se arrepiente (cortesía del festival de cine documental Ambulante) y las exposiciones 50 años de Rayuela de Rogelio Cuéllar y María Luisa Passarge y El espacio múltiple de Manuel Felguérez. Un espacio que insufla de un muy necesitado oxígeno nuestro entorno y que pone al alcance de nuestra mente un lenguaje que nos permite pensar en maneras alternativas de administrar nuestros asuntos humanos.
(DIEGO RABASA)