Samsung decidió esta semana regresar a la competencia contra Apple en el segmento de teléfonos inteligentes. Apple, por el contrario, decidió regresar a la pelea con ellos mismos.
En 2008, antes de dinamitar el mercado de computadoras portátiles, un par de años después con la aparición del IPad, la empresa de Jobs lanzó el MacBook Air, ordenador que cabía en un Golden Manila y pesaba menos que cualquier computadora en el mercado en ese momento.
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La Air era cara por la peculiaridad que entonces no era la norma: su disco duro sólido. Ahora, ese tipo de almacenamiento es lo común y está ligado de forma íntima con las nubes que hoy resguardan todo -lo que compramos, lo que vemos, lo que visitamos, lo que somos en la virtualidad-.
El decoro de la Air ha ido en decremento no por ser un mal producto, sino porque la mayoría de las funciones que un consumidor común realiza en ella puede hacerlas en un iPad. De hecho, cuando Steve Jobs anunció las tabletas en enero de 2010, las puso con el lugar intermedio entre las computadoras personales y los celulares.
Económicamente no ha sido así, las ventas de iPhone se han disparado a niveles donde, cada hora, se venden en promedio 38 mil unidades alrededor del mundo. Por el lado contrario, las computadoras personales andan en 5 millones de unidades vendidas por trimestre. Algo bajo si tomamos en cuenta que Apple inauguró la necesidad de cambio de este tipo de aparatos.
Así es. Anteriormente, una computadora personal o portátil debía y podía durar más de un lustro o, incluso, una década. Apple -como lo logró con iPods, iPhones y también iPads- le dio al cambio de ordenador un sentido de pertenencia y vanguardia. Primero con colores, luego con espesor y al final con velocidad y resolución. Cada una de las apuestas para pasar de una iBook, a una MacBook, a una Pro, a una Air han sido pensadas en la lógica de atraer clientes que se vuelvan fieles a la marca pero no al modelo. Una contradicción que funciona.
Ahora, el martes, Tim Cook anunciará en San Francisco las MacBook Air que crecerán en nitidez y, de nueva cuenta, nos recordarán lo importante que es tener una PC a la mano.
Esto en espera de la venta en mayo del Apple Watch y del proyecto automotor que, según se ha filtrado, pretenden echar a andar en un par de años.
Con todo el dinero en efectivo, Apple quiere comerse el mercado a mordidas. Falta ver si, desde Corea y Japón, lo dejan irse solos con el pastel.
( Gonzalo Oliveros)