En México hay tradiciones que no mueren. Esta es una de ellas: limpiarse el culo con la bandera. Es una metáfora, sí, pero digna de la interminable sacáfora política que –como dijera el Púas Olivares– nos ha quitado todo menos lo pendejos.
Jamás escucharéis a un político en México gritar: “¡Mamá, no hay papeeeeeel!”, pero es probable que en unos años el grito del 15 de septiembre por la noche sea un sonoro: “¡Mamá, no hay paaaaaaaaís!”. Y no habrá manera de decir: “pásenme otra bandera que esta ya me la acabé”.
¿Por qué si esta es una tradición arraigada entre la clase política mexicana hubo indignación e incluso una sanción a la estrella juvenil Miley Cirrus por hacerlo durante su concierto en Monterrey?
Quiero pensar que lo que le molesta a las buenas conciencias no es el acto en sí, sino que este sea cometido por una extranjera viciosa y sodomita que ignora nuestros usos y derrumbes. Aquí los únicos que nos podemos limpiar el culo con la bandera somos nosotros y nadie más.
Eso no le quita que para nuestra bandera es un destino cruel, sea quien sea el que le dé ese uso “colateral”. Por eso a muchos nos pareció comprensible el intento de suicidio de nuestro lábaro patrio el 16 de septiembre. Obligada a esa espantosa función cualquier persona o bandera pensaría en acabar con su existencia.
Las autoridades investigan y hacen una sanción ridícula a la cantante por usar la bandera en su espectáculo mientras la mayoría de los crímenes en este país siguen impunes. Pero lo bueno es que nuestros símbolos patrios están bien, que podremos no preocuparnos por nuestros niños (más que para catearlos), ni por los migrantes, ni por el tráfico de personas, ni por las víctimas del secuestro, ni por las empresas que están jodiendo el ambiente, ni por los millones de pobres convertidos en botín político de un grupo rapaz, ¡pero no vamos a permitir que nadie se limpie el culo con la bandera!!!
Para que eso no suceda mantenemos con nuestros impuestos a unos funcionarios bien útiles para la nación que trabajan en la Dirección de Fomento Cívico, de la Dirección General de Cultura Democrática y Fomento Cívico, de la Unidad para el Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación. Lo sé porque hace cuatro años cuando intenté cantar una versión en reggaetón del Himno Nacional Mexicano llegó al lugar donde iba a ser el show una comisión de gobernación con un oficio donde se nos advertía de los horribles tormentos que me caerían encima si osaba violar el artículo 55 de la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales.
Claro, lo de la bandera es una metáfora. En el fondo habla de nosotros. Sin embargo es más gráfico imaginar a una bandera como papel de baño que imaginar a una sociedad entera como la depositaria pachoncita de toda la mierda que políticos y empresaurios distribuyen democráticamente.
No es nada nuevo. Ya en marzo de 1970 el poeta Jaime Sabines lo dejó escrito con letras de oro en su “Diario Oficial”:
“Lo mejor de todo lo ha dicho un señor Ministro:
‘Con el pueblo me limpio el culo’.
He aquí lo máximo que puede llegar a ser el pueblo:
Un rollo de papel higiénico
Para escribir la historia contemporánea con las uñas.”
*****************
SÍGUEME EN @monocordio
(FERNANDO RIVERA CALDERÓN / @monocordio)