Al final, nunca pasa nada.
Lo asesinaron hace mes y medio. Estaba en su tienda, zona conurbada de la megalópoli, territorio mexiquense. ¿Fue asalto?, ¿fatal desenlace a una extorsión? No lo sabremos, porque lo encontraron tirado en un charco de sangre. Quien lo haya asesinado no tuvo pudor alguno. Y si lo que pretendía era dejar un mensaje, lo logró: ver a un ser querido, ahogado en su propia sangre, pues ni para dónde hacerse uno. El resultado va del dolor al miedo. Y al encabronamiento. Porque lo asesinaron hace ya mes y medio. Y al final… nunca pasa nada.
Converso con familiares del hombre asesinado. Me cuentan de la solidaridad del barrio, muestras de afecto, apoyo. Nunca les faltó comida, aún en los momentos más críticos y cuando no podían reabrir la tienda. Una vecina les ofreció terapia en temazcal, para sudar el miedo y acomodar humores. Otra los llevó con una tanatóloga, para curar ese hachazo directo al corazón. Acompañamiento y compasión, en el sentido más noble de la palabra. Incluso se han organizado, los del barrio y los de junto, para cuidarse porque los asesinatos se suman: el de la otra tienda, el carnicero, una persona que venía regresando de su trabajo. El tejido social activado para la protección de los propios. Hasta ahí todo bien, pues. Sólo que no es suficiente.
Recordemos: una persona asesinada. Recordemos: asesinar a una persona es delito. Recordemos: hay algo que se llama procuración de justicia. Consideremos: al delincuente, es decir al asesino, habrían de detenerlo y procesarle y encarcelarlo. Imaginemos: otro país es posible. O deseable.
Lo cierto es que a mes y medio del asesinato… no ha pasado nada. No ha habido investigación, no han detenido a nadie, la justicia ha brillado por su absoluta ausencia. Los cercanos al asesinado han sido amenazados: mejor no se muevan, déjenlo ahí. Y, como siempre, la víctima termina múltiplemente victimizada. Visto así, la vida de una persona, en territorios mexiquenses (y me temo que en buena parte del país), vale menos que un cacahuate. Da mucha tranquilidad esto, ¿no? #VivaMéxico
Termino la conversación con los familiares del hombre asesinado. Se van, abrazados. Pero la mirada no miente: ahí está, en su brutal transparencia, la conciencia de la impunidad.. impune, impunes, impunemente, impunidad. Hasta que llegue el día en que ese tejido social que hoy arropa, se levante y decida hacerse justicia por mano propia. Entonces sí, les prometo, actuará el Estado. Sólo que lo hará contra los hoy dolidos.
#VivaMéxico
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(GABRIELA WARKENTIN / @warkentin)