Músico, poeta y loco, alter ego de Monocordio, conductor del programa El Weso y autor de El Diccionario del Caos (Taurus).
Olvídense de las 50 sombras de Grey, eso no es nada comparado la historia del Mr. Videgray. Lo de Grey es chaqueta mental, lo de Mr. Videgray es pornografía pura. Este extravagante empresario rico y exitoso disfruta del dolor ajeno con un sadismo particular. A diferencia de otros sádicos famosos, Mr. Videgray gusta de castigar no con el látigo tradicional, ni con las clásicas esposas forradas de peluche rosa, sino con unas tijeras afiladas y atroces con las que somete indistintamente a organismos, instituciones, secretarías, empresas y programas.
Todavía recuerdo con dolor a aquella inocente empresa productiva del Estado llamada Pemex; Mr. Videgray la sedujo diciéndole que era la empresa más importante, la más estratégica, la más hermosa, la que iba a recibir mayores beneficios tras la reforma de su amigo, el presidente de un importante corporativo llamado México. Luego hizo una serie de contratos donde se ponían en claro las condiciones de sumisión-dominación y cuando la pobre empresa estaba completamente embebida en el juego de Mr. Videgray, él sacó sus tijeras de oro y comenzó a atormentarla con saña inaudita.
Mr.Videgray es un maestro del engaño. Primero convenció a Pemex de que todo iba a estar bien. Hizo que confiara en él y en su amigo. Hizo que firmara los contratos y permitiera que incluso sus socios del extranjero pudieran tener acceso a ella. Y ya consumado el acto, la recortó ferozmente hasta dejarla indefensa ante las condiciones que ella misma aceptó.
Mientras se escuchaban los gritos de dolor de la pobre petrolera, todos miraron hacia otro lado. Incluso el Marqués de Carstens, otro reconocido sádico económico, aprovechó los gritos para comunicar desde su castillo llamado Banco de México, que la previsión de crecimiento para este año se redujo en medio punto porcentual.
Evidentemente aquellos que piensen que la violencia solo se mueve en el terreno de lo físico no han entendido la esencia de la violencia. Por eso siguen refunfuñando por unos cuantos que avientan palos y piedras. Olvidan recurrentemente que un golpe lastima a una persona y una bomba tal vez a 100, pero un recorte económico como los de Mr. Videgray tortura cotidianamente a millones de mexicanas y mexicanos.
En esta historia sí hay dolor del bueno, dominación, sumisión y una frenética penetración de oleoductos por parte de propios y extraños. Y es una de tantas… pero no hay que preocuparse; en teoría nos encanta, sobre todo si tomamos en cuenta que el PRI sigue a la cabeza de las preferencias electorales. Eso es masoquismo puro y no sombras nada más.