El helicóptero gris, custodiado por un hombre de traje negro que podría ser un guardia, abre su puerta en el patio de la Universidad Anáhuac. Unas 10 personas, sorprendidas quizá de que el área donde suelen platicar, comer y estudiar se vuelva helipuerto, voltean a donde la hélice reposa. No se observa a nadie más.
La analista Denise Dresser tuitea esa foto y escribe: “Paulina Peña llegando a la Universidad Anáhuac en helicóptero, también a cargo del erario”. En seguida la desmiente Carlos Peralta, dueño de Grupo IUSA: “el helicóptero es de mi propiedad y el que llegó a la universidad fui yo y nunca la señorita Peña como pretenden engañar”. ¿Viajó ahí dentro la hija del presidente? ¿el helicóptero es del gobierno y Paulina usó el dinero de todos para ir a su colegio?
Creerle a Dresser es un acto de fe. En el helicóptero podría estar Peralta, Maussan, el Agente 007, el Chicharito o Paulina. Aunque la foto no da ni una certeza, el tuit ya tiene 1500 favoritos y 4400 retuits. ¿Por? Que Paulina estuviera ahí es poco probable, pero sí es posible. Me explico: si bien no hay signos de la chica en la aeronave, el gobierno de Peña ostenta tanto su poder, abusa tanto de los recursos públicos, se jacta tanto de que el PRI vive en un México suntuoso y los demás en uno hediondo, es decir, nos grita tanto que dirige al país desde su mundo áureo, que sí sería posible, nada insólito, que Peña dijera: “Hija, vete en el helicóptero a la escuela para que no llegues tarde”.
Sofía, hijastra del presidente, luego de la tragedia de Ayotzinapa recibió un Premio Arlequín en Las Vegas, donde fastidiada rechazó hablar de los normalistas con un “venimos a disfrutar”; y hace días usó un vestido Dolce & Gabbana de 100 mil pesos en la gira presidencial en Reino Unido. Paulina llamó “prole” y “pendejos” a los críticos de su padre. El líder del PRI-DF usó empleadas para sexoservicio en su oficina. La economía se hunde y Angélica Rivera llevó a su maquillista a un viaje oficial a China. Ella y el titular de Hacienda compraron con fabulosas prebendas dos residencias a Grupo Higa, constructor consentido del gobierno mexiquense. Esta semana, el director de Conagua viajó con su familia en un helicóptero oficial para fines privados.
Si uno o dos de los hechos anteriores hubiera ocurrido aisladamente, quizá sería más suave el juicio social a Peña: un tropezón lo tiene cualquiera. Pero si en dos años de gobierno ocurre todo eso junto (y más), tenemos derecho a pensar que el sadismo es su estrategia: decidieron gobernarnos con palos, burlas, cinismo, trompadas. Aunque en ese helicóptero no estuviera Paulina, el presidente y los suyos crean un clima de odio donde nadie les cree nada. Con el gobierno de los escándalos la tolerancia es cero.
Que los depravados no esperen que los mexicanos nos bajemos gustosos los pantalones para recibir latigazos.