La Asamblea Legislativa del Distrito Federal nos cuesta mil 472 millones 274 mil 250 pesos al año. Ese es el presupuesto que los partidos se autoregalaron este 2013. Cada uno de los 66 diputados gana al mes más de 130 mil pesos, entre su dieta, seguro para retiro, gastos médicos, “apoyo para actividades legislativas” y el mantenimiento de su módulo de atención, al que muchos ni van. Además, no gastan en comidas, transporte, oficinas ni teléfono celular. Y, por si fuera poco, pagan, con cargo a los ciudadanos, tres millones 47 mil pesos, al mes, en sus asistentes.
Pero quizá el millonario sueldo que les pagamos no ofendería, si los legisladores lo desquitaran, si fueran igual de buenos para trabajar que para cobrar. La realidad es otra. De 66 diputados, solo una minoría merece estar ahí. A decir de su asistencia y participación, solo unos pocos se toman en serio su trabajo. Y no hablamos ni siquiera de su productividad legislativa, la mayoría ni siquiera va a trabajar. Muchos no van ni a pasar lista, algunos lo hacen dos o tres horas tarde y otros más sólo pasan un rato y se van. Esos son nuestros diputados.
Como ejemplo, un botón de muestra. Las últimas dos sesiones en la ALDF se han suspendido por falta de quórum, es decir, no estaban presentes la mitad más un legisladores que se requería para continuar. De 66, ni siquiera 34 se tomaron la molestia de estar presentes.
El jueves pasado, fue el colmo. Una burla para quienes pagamos sus sueldazos. Ese día votaron una iniciativa para programar el inicio de las sesiones a las 9 horas. ¿Por qué? Porque, hasta hoy, madrugar para trabajar no es lo de nuestros diputados.
El jueves 17 de octubre, la orden del día citaba a los legisladores a las 11 horas. Para esa hora, sólo 14 diputados habían llegado. Los 45 asambleístas restantes que asistieron, llegaron entre las 11:05 horas y –en el colmo del descaro- las 14:31 horas, cuando tuvo a bien aparecer –¡tres horas y media tarde!- la diputada perredista Dinorah Pizano. En total, 59 diputados estuvieron presentes. Pero de esos, sólo 32 decidieron quedarse a trabajar, los 27 restantes pasaron lista y se fueron. Ah, pero eso sí, cobraron el día completo, como si hubieran trabajado.
Los 27 flojos, que solo fueron un rato, y por los que se rompió el quórum, son: Alejandra Barrios, Angelina Hernández, Adrián Michel, Alfredo Pineda, Bertha A. Cardona, Claudia Cortés Quiroz, Roberto Candia, Ana Julia Hernández, Daniel Ordoñez, Víctor Hugo Lobo, Agustín Torres, Genaro Cervantes, Olivia Garza, Jesús Sesma, Cesar Daniel González, Eduardo Santillan, Lucila Estela Hernández, Manuel Robles Gómez, Laura Ballesteros, Jaime Ochoa, Diego Raúl Martínez, Edgar Borja, Jorge Gaviño, María de los Ángeles Moreno, Priscila Vera, Arturo Santana y Esthela Damián.
Si esos 27 dan vergüenza, los siete que ni se aparecieron, tendrían que dar, al menos, una explicación. Tonatiuh González y Marco Antonio García del PRI, Rodolfo Ondarza del PT, Alberto Cinta del PVEM, y Carmen Antuña, Antonio Padierna Luna y Alejandro Piña del PRD, deberían decirnos qué fue más importante para ellos, que ir a trabajar.
Si no quieren chambear, no hay problema, pero no cobren como si lo hicieran, porque nos salen muy caros.
(MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN / @mlopezsanmartin)