“Los mexicanos no leen” es quizá la frase que más he escuchado a lo largo de los 12 años de existencia de Sexto Piso, la editorial en la que trabajo. “¿Cómo pueden sobrevivir en un país en el que se lee 1 libro año?”, nos preguntan una y otra vez.
Recientemente fueron publicados los resultados de la Encuesta Latinoamericana de Hábitos y Prácticas Culturales 2013 efectuada por la Organización de los Estados Iberoamericanos (OEI) en la que evaluaron los consumos y tendencias socioeconómicas y demográficas latinoamericanas en torno a diversos ejes de la producción y consumo culturales como: la música, el cine, la lectura o la asistencia a monumentos, museos y otras entidades del patrimonio cultural de una región.
En el rubro de la lectura los resultados fueron sorprendentes para nuestro país. México se situó primero en el promedio de número de libros leídos en un año (por ocio y no por motivos escolares o profesionales) con 6 y se ubicó primero también en el porcentaje de personas que habían leído al menos un libro en los últimos 30 días con 36%. Otras estadísticas realizadas en años anteriores, como la realizada por el CERLALC (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe) sitúan en 2.9 el número de libros leídos en promedio en nuestro país. En cualquier caso, ambos indicadores se encuentran lejos del famoso “un libro por año”.
Más allá de que es indudable que las industrias culturales en nuestro país se encuentran lejos en términos de productividad, público y consumo de las europeas o las anglosajonas, las razones que explican su marginalidad no se encuentran fincadas en un desprecio ideosincrático por parte de la población mexicana hacia el libro y las artes sino a un grave problema de desarrollo socioeconómico.
Las gráficas más claras en la encuesta son dos: la que asocia hábitos de lectura con escolaridad y la que asocia hábitos de lectura con capacidad económica. En ese orden, escolaridad primero, nivel socioeconómico después, encontramos los verdaderos factores de incidencia en los hábitos lectores. Entre los encuestados que reportaron tener educación superior completa el 42% reporta leer un libro al mes. Tan sólo el 32%, en cambio, de las personas de nivel socioeconómico alto reportaron un consumo de lectura similar.
A manera de contraste, la encuesta revela que los mexicanos ven aproximadamente 2.7 horas de televisión todos los días. Dato importante si consideramos que la principal razón esgrimida para excusar la falta de lectura es “no tengo tiempo”.
Los índices de consumo cultural en los países son importantes no sólo en términos de cultivo de la identidad, acercamiento a las realidades de otras latitudes, descubrimiento de la profundidad y la amplitud del espíritu humano, esparcimiento, recreación, placer y demás consideraciones que suelen asociarse con las artes. Son importantes porque reflejan el nivel de desarrollo socioeconómico y de acceso a la educación en los países. Dos rubros en los que sin duda nos encontramos sumidos en oprobiosos rezagos.
(DIEGO RABASA)