Estas son las instrucciones que hay que seguir para no permitir otro Nochixtlán… y para vengarnos de la goliza que nos metió Chile.
- Triste Nochixtlán
Primero lo primero: la de Nochixtlán fue una masacre que se pudo evitar. El gobierno de Oaxaca es un gobierno que se pudo evitar. Al actual Secretario de Educación nos lo podíamos evitar. La fracción corrupta de la CNTE la pudimos evitar. La Deforma Educativa se pudo enderezar. El Presidente debió entender que… Ah, claro, pero ya sabemos que no entiende que no entiende.
- Maistro contra empresario
Si un maestro de la CNTE se manifiesta en la calle, ¡hágale el fuchi! ¡Mande granaderos! Y, a lo mucho, que lo atienda el Secretario de Gobernachong y le dore la píldora. Ah, pero eso sí, cuando un empresario proteste en Reforma, trajeado y con los bolsillos llenos de billetes verdes, hay que recibirlo inmediatamente en Los Pinos para que el presidente le sirva café amablemente. ¡Los maestros qué!
LEE EL MANUAL ANTERIOR DE NACHO LOZANO: MANUAL PARA VENGARNOS DE LOS SENADORES Y DIPUTADOS TRAIDORES
- Pasemos a Chile
Infiltrémonos en el Congreso chileno para que los legisladores de allá aprueben una Reforma Educativa exactamente igual a la nuestra. Y aunque sus resultados educativos ya sean mejores que los nuestros, enviemos a integrantes de la CNTE para que hagan los bloqueos necesarios (que no hicieron en nuestra portería para evitar los siete chilazos el sábado pasado).
- Estrategia magisterial
La selección de Chile debe estar integrada por mexicanos naturalizados chilenos. Una vez que ocurra esto, pasemos a otra acción de venganza. Como ocurre en México con los maestros -pero también con los políticos- el portero deberá heredar su plaza a un familiar, el delantero igual y el defensa lo mismo. Tal como lo hacen algunos maestros de la CNTE (a los que sí castigan) y tomando como ejemplo a los Moreira, los Murat y los Monreal (a los que nadie castiga). De esta manera echaremos a perder esa selección que tanto daño le hizo a México.
- En corrupción no nos golean
Dado que los chilenos también son unos corruptazos, mandémosles nuestra ley anticorrupción y, si no les es suficiente, hagamos un intercambio: que ellos nos manden a su mejor escritor (la literatura chilena es capital) y nosotros les enviamos a… Virgilio Andrade, nuestro Secretario de la (dis)Función Pública. Y listo, la venganza se servirá fría.