La invitashion
Invite a Trump y póngase de tapete. En su calidad de presidente de México plantéese humillar a los mexicanos, haciéndoles sentir una mezcla de vergüenza, coraje, tristeza, desprotección, indignación, indefensión, decepción y repudio, porque fue Trump quien durante su campaña rumbo a la Casa Blanca no ha hecho más que insultar a los mexicanos, esa escoria que vive en EU, esos violadores y criminales que merecen ser deportados. Procure que el gringo racista llegue a Los Pinos el día que él quiera, a la hora que él quiera. Se enterará de la confirmación de la visita por un tuit de Trump, mientras la Canciller mexicana estará en Wisconsin probando la comida típica de Wisconsin y todo su equipo de asesores presidenciales (de lo peorcito) ande papando moscas como es costumbre.
Surprise!
Sorprenda al mundo y déjelo con la boca abierta. El hombre que ha hecho de la degradación mexicana su fuerza electoral ahora es recibido por usted, el presidente de México, el hazmerreír de buena parte del planeta. Organícele a Trump un acto de campaña en Los Pinos para que se lave la jeta (él) y tome nuevos aires rumbo a la presidencia gringa. Usted se ganará el cargo de Jefe de campaña de Trump en México. Reúnanse en privado para firmar su suicidio político (el suyo).
Duelo de copetes
Luego aliste una conferencia de prensa con medios internacionales y nacionales, en la que usted no dirá nada hasta que Trump se lo permita. Trump repartirá los turnos para las intervenciones y los reporteros mexicanos no podrán preguntar ni la hora. Cuando le toque a usted hablar a nombre de los mexicanos, esboce una postura blandengue sobre su valentía diplomática y su furia pírrica frente al ignorante gringo que quiere alzar un muro con dinero de los mexicanos. Usted, como presidente de México, deberá mostrarse siempre sumiso y callado. Haga énfasis en que los insultos de Trump no han sido más que “malinterpretaciones” nuestras.
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Limpiar el cochinero
Salga en el noticiario de la noche y ponga cara de enojado. Diga que nada más fue un error (ooootro más), y que se trató de una estrategia para proteger a los mexicanos de la “amenaza”-Trump (adjetivo que no tendrá los tanates de decirle en su cara cuando lo vea). Sí, es que usted necesitará de la visita de ese enemigo de México para darse cuenta de que es una amenaza.
Queda prohibido…
Que Trump nos pida disculpas, que Trump se retracte de construir el muro (cosa que él después reafirmará con una burla en Arizona: “Ellos aún no lo saben”), que Trump nos respete. Para usted, presidente de México, queda prohibido tener claridad, dignidad, valentía y fuerza a nombre de todos los mexicanos de aquí y del otro lado de la frontera, le queda prohibido que esta visita sirva para algo.