No, no creo que López Obrador sea un peligro para México. Al menos no como lo pintaban algunos de sus críticos que lo imaginaban expropiando casas y empresas como si fuera una reencarnación de Hugo Chávez. Su papel como jefe de Gobierno estuvo lejos de ese perfil y en su caracterización como un demonio hay mucho de imaginación.
Sin embargo, hay rasgos reales que nos deben preocupar. Primero porque, según diversas encuestas, si hoy fueran las elecciones para elegir presidente, él ganaría. No sorprende. Fue jefe de Gobierno, ha hecho dos campañas, no ha dejado de recorrer el país, sale a cada rato en cientos de spots, y tiene como principal promotor a un gobierno que en vez de atender el enojo social se dedica a agudizarlo.
AMLO hoy está fuerte y será uno de los ganadores de las elecciones de junio próximo. La votación por su partido será relevante en Zacatecas, la Ciudad de México y Veracruz, y quizá sorprenda en algún otro lugar.
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Por eso preocupa su descalificación a la iniciativa ciudadana #3de3, a la que despreció aunque más de 600 mil personas le dieron su firma. ¿Por qué? Porque no salió de su cancha. Porque, como dijo hace poco un periodista, López Obrador ha enfocado toda su fuerza en una sola lucha: la electoral, y yo agrego, a una sola causa: la suya.
Por eso en sus recientes discursos no hubo condenas al escandaloso caso de tortura en Guerrero y no ha tenido – en estos años – muestras reales de solidaridad con los miles que andan buscando a un familiar desaparecido en el país, ni hizo pronunciamientos serios sobre el GIEI o sus señalamientos para rescatar al sistema de justicia.
López Obrador sólo habla de sus temas, no dialoga – asómense a sus redes sociales – y es absolutamente resistente a cualquier forma de crítica. ¿No les recuerdan esos modos a alguien que hoy despacha en Los Pinos?
Sus seguidores – algunos de ellos hostiles – dirán que AMLO es íntegro y que es a otros a los que hay que criticar. Sí, también. Pero si así se porta AMLO ahora que es aspirante, ¿podríamos esperar algo distinto ya desde el poder? Por eso, cuidado, más vale poner la lupa y exigir cambios desde ahora al futuro candidato López Obrador.