Faltan dos días para el 20 de enero, fecha en que empieza “una nueva temporada” en la que Donald Trump será el protagonista indiscutible de un reality que tendrá al resto del mundo como actor, extra o escenografía.
Lo que viene, todos lo sabemos, es de pronóstico reservado. Y no solo por lo atípico del nuevo Presidente de EUA, sino porque su llegada se produce en un contexto nunca antes visto.
Me explico. El mundo de hoy está hiperconectado y es hipersensible. Lo sabemos y prueba de ello es que una acción como el brexit o un ataque terrorista tienen efectos inmediatos en las bolsas del mundo. Lo novedoso es que ese sistema, que está hecho para reaccionar lo más pronto posible, ahora cohabitará con Donald Trump, un hombre que parece no tener una clara conciencia de las implicaciones que tienen y tendrán sus palabras —dichas o escritas— en la realidad.
Tan solo como un ejemplo, la semana pasada en una conferencia de prensa el Presidente electo se lanzó contra las empresas farmacéuticas que, en su opinión, lucran con los Estados Unidos al vender ahí sus productos sin tener plantas instaladas en ese país. El resultado de ese ataque verbal fue que durante los siguientes 20 minutos las 8 compañías farmacéuticas más grandes perdieron 26 mil millones de dólares en su valor de mercado. Y eso pasó sin que fuera todavía el Presidente en funciones.
¿Qué pasará ahora cuando el Presidente —con todo su poder— decida apuntar hacia alguna empresa o alguna nación? La respuesta no es clara. Primero porque los actores tienen que decidir si actuar o no. El problema es que hasta ahora Trump cumple lo que promete y eso todavía lo hace más peligroso.
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¿Cómo va a reaccionar Europa si siente que los Estados Unidos ya no la va a cobijar bajo el manto de la OTAN? ¿Qué implica para China la idea de una guerra comercial con la principal economía del mundo? ¿Cómo jugará Irán si Trump desconoce los acuerdos que construyó con el gobierno de Obama?
Y, sobre todo, ¿cómo reaccionarán las bolsas y mercados ante un mundo marcado por la incertidumbre y sujeto a los humores del Presidente de los Estados Unidos?
¿Puede el sistema financiero operar así? ¿Está preparada la diplomacia global para lidiar con un bully profesional? ¿Cómo procesará el establishment de EUA un gobierno que, en vez de dar certidumbre, produce tanto desconcierto?
Parece increíble pensar que una sola persona pueda provocar tantas cosas, pero lo cierto es que nunca habíamos tenido la combinación de una personalidad así —con tanto poder— en un mundo tan frágil como el que hoy tenemos.
Por eso, el viernes 20 de enero inicia una nueva etapa para el mundo. Ojalá esta serie sea mejor de lo que pinta hasta ahora y nos deje al final con un buen sabor de boca. Lo sé, no hay razones para el optimismo pero al menos ahora todavía hay lugar para dudar. Lo malo es que quizá muy pronto perdamos hasta eso.