Angelito:
Señor Chong:
Supongo que con el presupuesto que recibe el Cisen, tu servicio de espionaje ha superado a la vieja escuela de los 70’s. Por eso no entiendo cómo es que sigues sin saber dónde están los 43 normalistas desaparecidos. ¿O ya lo sabes y estás viendo cómo sacar al PRI lo más limpio del cagadero? Por cierto: ¿Por qué no vas a Ayotzinapa y te subes al templete y, así como con los del Politécnico, les dices bien fiera que en media hora solucionas el problema? Se te dan las actuaciones heroicas.
Señor PRD:
¿No que eras de izquierda? ¿En qué momento dejaste de poner los muertos en Guerrero y ahora pones a los asesinos?
Batallón 27:
Cada vez que voy a Iguala escucho historias horribles de ustedes. Es como si la Guerra Sucia no tuviera fin. ¿Por qué no intervinieron en las balaceras del pasado 26 de septiembre, cuando sicarios y policías se llevaron a los normalistas y asesinaron a seis más, (tres estudiantes y tres civiles)? ¿Guerreros Unidos, el cártel que azota la región, son sus amigos, son ustedes mismos? Lo peor del Ejército es que vive de la guerra y por eso, para ser honesto, es que los desprecio.
Nieto de Atlacomulco:
Quizá estés entretenido con el avioncito ese que compraste, así que seré breve: Renuncia. Todavía no cumples dos años en el poder y mira todo el daño que nos has hecho.
Raza:
Hubo un país que se acostumbró a las fosas clandestinas y a las casas de la muerte. Se acostumbró a ver cómo mataban a sus jóvenes y a que la gente desaparecía todo el tiempo. Se acostumbró a las falsas noticias, a que la policía y el Ejército sólo son manadas de ratas, a que los muertos los borran los del día siguiente y a que había que pagarle una cuota al crimen para salvar el pellejo. Se acostumbró a los narcopolíticos, a la burocracia sin misión y a que unas cuantas familias (los Aguirre, los Figueroa, los Añorve, los Hank, los Montiel) hicieran de las suyas.
Dicen que de ese país ya solo quedan cementerios. Otros dicen que la gente se hartó y, aunque les costó años y marchas, al fin hubo una rebelión.
Yo vivo en ese país y no sé a quién creerle.
(Por Alejandro Almazán / @alexxxalmazan)
