Podemos ir a los poblados rurales más remotos de nuestro país, andar por las localidades más alejadas de algún país africano y algo sucederá con seguridad: no tardaremos mucho en ver a algún niño o alguna niña con una gorra Nike (sea original o piraña). Los norteamericanos han logrado llevar sus estandartes hasta los rincones más ignotos del planeta. El modelo neoliberal no ha llevado progreso, desarrollo y bienestar para todos, pero sí ha podido incrustar sus grandes íconos corporativos incluso en las zonas más depauperadas sobre la faz de la Tierra.
Tras los recientes ataques cibernéticos de presuntos ciberterroristas norcoreanos a los servidores de Sony Pictures, la casa productora norteamericana ha decidido cancelar el lanzamiento de la película The Interview, cuya trama versa sobre un plan para asesinar al dictador Kim Jong-Il. El presidente Barack Obama ha condenado que la compañía cediera al chantaje de los hackers autodenominados Guardianes de la Paz, catalogado ahora como un grupo terrorista, por calificar como inadmisible que fuerzas extranjeras atenten contra la libertad de expresión de sus ciudadanos. La libertad ha sido el estandarte que han erigido nuestros vecinos del norte para invadir, asesinar, torturar, a todos aquellos que atenten contra su modelo de vida. El ideal de libertad de los estadounidenses está perfectamente representado en el famoso dicho de Henry Ford, creador de la icónica compañía automotriz norteamericana: “todo el mundo es libre de elegir el color de coche que desee, siempre y cuando sea negro”.
Esta fascinante nación, capaz de engendrar lo mismo a Justin Bieber que a cientos de premios Nobel, a Lady Gaga que a Susan Sontag, ha sepultado el concepto de democracia en el nombre de ella. Hoy en día la política estadounidense se encuentra cooptada casi en su totalidad por los grupos de lobby que representan los intereses corporativos. La plutocracia que han gestado a partir de la libre incursión de capitales privados en las campañas políticas supone el fin de una democracia representativa. En este abyecto y aterrador panorama, acaba de ocurrir una suceso increíblemente improbable: una comisión de senadores demócrata hizo públicos los resultados de un estudio escalofriante y contundente que documenta y demuestra las prácticas de tortura a las que recurrió la CIA (uno de los emblemas mundiales de nuestros vecinos del norte) en su “lucha contra el terrorismo”. Nuestro país ha absorbido los aspectos más nefastos del american way of life sin ofrecer prácticamente resistencia alguna. El problema es que los actos de mimesis ocurren sólo en los aspectos más siniestros y abyectos de dicho modelo de desarrollo nacional. Resulta impensable que nuestros senadores o diputados sean capaces de enarbolar una denuncia semejante a la hecha recientemente por los senadores demócratas norteamericanos. En México, el PAN denuncia al delegado de Iztapalapa, el PRI los moches panistas y el PRD los conflictos de intereses de las altas cúpulas priistas. Pero en ningún momento se establecen comisiones de verdad que lleven los flagrantes actos de corrupción hasta sus últimas consecuencias. Danzan, unos y otros, obteniendo leves concesiones -siempre sesgadas a intereses particulares-; se esconden entre sí, aturden con coreografías, recurren a una retórica política prehistórica que resulta devastadora para nuestra moral como ciudadanos y que puede ser representada a través de la vieja fábula de la tetera rota: un vecino llega a reclamarle a otro que le ha devuelto la tetera que le prestó completamente destrozada, ante lo cual el increpado responde: “no me prestaste ninguna tetera, si me la prestaste te la devolví entera y si te la devolví rota es porque así me la diste tú”. Les deseo, ante todo, mucho reposo en este período vacacional. Necesitaremos mucha fuerza para aspirar a un feliz 2015.
(DIEGO RABASA // @DRABASA)