Las páginas introductorias de Muerte Súbita, la novela de Álvaro Enrigue, ganadora del premio Herralde, me tomaron totalmente por sorpresa. No tenía pensado leer el libro en ese momento; sólo lo abrí para mirar el saque del autor. Tenía otras lecturas comenzadas y otras tantas programadas para las vacaciones de fin de año. Sólo que el ensayo introductorio me pareció de tal fuerza, que ya no pude dejar el libro: una reflexión sobre los zapatos tenis del autor ¿No se suponía que la novela narraba un encuentro de tenis entre el pintor Caravaggio y el poeta Francisco de Quevedo, como lo vi anunciado en una reseña informativa? Bueno, pues apenas estaba en el umbral de las sorpresas.
No soy crítico literario (y de hecho, me siento un poco mal de usar este espacio, generalmente dedicado a hablar de cosas de la ciudad) pero me ha parecido importante compartir el entusiasmo por la novela de Enrigue, que también veo se está formando en muchos otros lectores. Cuando la recomiendo, digo que se trata básicamente de una novela sobre la Contrarreforma. O mejor dicho, es un texto en contra del Vaticano, Felipe II, la Inquisición y el catolicismo post humanista.
Bien. Suena un poco pomposo como yo lo fraseo, pero así es.
Otra cosa que me entusiasma de este texto es que no tiene forma definida. A veces el autor usa todas las estrategias de la ficción (el famoso encuentro de tenis entre Quevedo y Caravaggio, que en realidad es la sublimación de un duelo; o los diálogos entre Cortés y la Malinche); a veces suena a una investigación histórica sobre las pelotas de tenis; a veces, es un comentario sobre el aporte mexicano a la historia del arte occidental, a veces es una perorata contra los enjutos católicos del siglo XVI y XVII o un homenaje a Vasco de Quiroga.
Me llama también la atención la voz del narrador, que no esconde su tiempo y lugar (mexicano con español del siglo XXI) para hablar de cosas del pasado, de cosas lejanas. Hay incluso la transcripción de un correo electrónico. El narrador tampoco esconde su confusión. En un punto del texto, detiene el relato para preguntarse cómo ha llegado hasta allí, y cómo le hará para seguir adelante. Y sin embargo, el interés por seguir leyendo no disminuye.
Leí Muerte Súbita como se leen los textos que te encienden, sin pausa, con prisa, dejando cosas a un lado, no sólo lecturas, sino también otras cosas más mundanas. En fin, todo esto para decirles que se las recomiendo. Es una buena manera de comenzar este año.