Memoria que mueve conciencias
Visitar este museo es incómodo y doloroso, pero necesario. Significa ver cara a cara una de las facetas más terribles del pasado y del presente de México: la desaparición forzada de luchadores sociales a manos del gobierno.
El Museo Casa de la Memoria Indómita fue creado por Rosario Ibarra, quien se convirtió en activista cuando su hijo Jesús Piedra Ibarra fue desaparecido en 1974. Para 1977, Rosario y otros familiares de desaparecidos de todo el país ya habían formado el Comité ¡Eureka!, una organización que, hasta la fecha, lucha contra el terrorismo de Estado. “Rosario tenía 47 años y se abocó a la lucha a tiempo completo. Ahorita tiene 92 —cuenta Jorge Gálvez, director del lugar, el cual se fundó en 2009—. Fue la primera mujer candidata a la presidencia en 82, donde tuvo un foro para hablar internacionalmente de los desaparecidos.
Fue candidata cuatro veces al Premio Nobel de la Paz, pero el gobierno mexicano hizo lo imposible para que no se lo dieran. Al final, fue senadora de la República en 2006, ahí dijo: ‘Hay una deuda, hay que usarla para hacer un museo’”.
El museo se diseñó para mostrar el contexto de las desapariciones.
“Concilia la parte artística y la ideológica para que las nuevas generaciones entiendan la desaparición forzada como política terror y algo sistemático —dice Jorge—. Para entender la de los 70 se explica 68, el operativo militar del 10 de junio de 1971; empezamos a explicar que esos antecedentes motivaron a jóvenes a continuar con la lucha”.
Para Jorge, este fenómeno no se ha extinguido. “La política de terror sigue siendo la misma. En los 70 y 80 es un discurso ideológico, es la Guerra Fría, los que protestamos somos comunistas, terroristas, asaltabancos, buenos para nada.
Ahora ocurre con otro discurso
El de la supuesta guerra contra el narco, pero el patrón de desapariciones es el mismo. Hay operaciones clandestinas, el mismo modus operandi; investigaciones dan cuenta que grupos delincuenciales fueron creados por el ejército mexicano”.
El lugar se aprovecha para toda clase de eventos gratuitos relacionados con el tema: cine, círculos de estudios, teatro callejero, talleres. Todo a contracorriente, sin recursos ni apoyo del gobierno. Lo que lo mantiene en pie, asegura Jorge, es la convicción. “Mover las conciencias es lo que nos da energía”.
El Museo Casa de la Memoria Indómita está en Regina 56, en el Centro Histórico, y abre de martes a domingo, de 10:00 a 17:30.