Me llamo Narciso Guisote y declaro bajo protesta de decir verdad, que los datos en este escrito son correctos y corresponden a la verdad: los que somos gente buena, no tenemos de qué preocuparnos. No hay nada que temer para quienes bien actuamos y por eso, no tememos las nuevas Leyes de Telecomunicaciones que van a aprobar nuestros legisladores.
¿Quieren revisar los correos que me mando con mis amigos? ¿Comunicaciones del trabajo? No importa, si es en beneficio de la mayoría y de la patria nuestra. No hago nada ilegal y no tengo nada de qué avergonzarme (ni siquiera bromeo con temas políticos ni hago uso del anonimato ramplón por twitter); muy al contrario, creo que soy un ejemplo de probidad y seriedad para las generaciones más jóvenes.
Entrados pues en materia y vista mi inigualable calidad moral para poder opinar de estos asuntos, me parece muy bien que, como parte de las reformas a la Ley de Telecomunicaciones, se pueda bloquear las señales de internet y teléfono en eventos y lugares estratégicos para la seguridad pública. ¿Por qué? Pues ya ven lo que pasó en Egipto con unos fregados adolescentes y sus redes sociales. Ahora, ni quien les ponga en paz a toda la región árabe: han habido revueltas en Jordania, en Yemen, Túnez, Marruecos, Siria, Argelia, etc. Y todo, por Facebook… Facebook, mejor que lo prohíban también. Esa web no hace más que quitarle el tiempo a la gente en el trabajo y dicen que hasta infidelidades y divorcios causa… Sí, sí, que la quiten en definitivo. Nada bueno ha traído.
Para comprender mejor este asunto y que logren ustedes penetrar en los intrincados rincones de mi mente, les guío: miren por ejemplo a Cuba. Es un país ordenado. La gente estudia y sabe leer. Y no tienen internet. No lo necesitan. Allá se salvaguarda el orden público. Primero está la patria. Por eso, no tienen problemas de levantamientos sociales. Ahora, vean por el otro lado a Venezuela. Ahí si tienen internet. Y tienen levantamientos sociales. Se quejan los chamacos de que no hay papel de baño en el supermercado o medicinas para los que de cualquier forma se van a morir de cáncer, y empiezan todos a querer derrocar al gobierno. Les digo, el internet hay que regularlo. Antes no había internet y había paz en muchos países que hoy no la tienen. Es más, ¿cuántos años vivimos sin internet? Yo más de cincuenta. Y hoy no me ha hecho mejor persona y les aseguro por la virgen de Guadalupe en Semana Santa, que a ustedes, tampoco.
Por mi, que espíen a todos para salvaguardar la nación en sus intereses más profundos y destacados. Yo, hasta cobraría un impuesto nuevo para que haya sueldos para gente dedicada a verificar que los contenidos que se transmitan, no sean ni ilegales ni ilícitos, ni contra las buenas costumbres. ¿Que quién definirá lo que sea ilícito? Pues la ley. ¿Que cómo se puede garantizar que no usen la ley para censurar? Pues no me parecería mal que callen a uno que otro, ¿eh? Hay mucho libertinaje de palabras últimamente, cualquiera escribe y dice lo que quiera y eso no está siempre bien. ¿Que quién estará capacitado para agarrar a los culpables si el gobierno hoy en día no es capaz ni de hacer que funcione bien el correo tradicional? Este… bueno, ¡pues exijo que arreglen eso también!
¿Qué delito podrían imputarme si el vecino se cuelga de mi conexión inalámbrica y hace cosas indebidas? Pues mejor que quiten lo inalámbrico. Es más, que mejor quiten el internet por completo. O que lo dejen sólo en los lugares estratégicos donde realmente sea necesario. Así no habría ni robos de contraseñas, ni de secretos industriales, ni hackers, ni pérdidas de dinero porque les vacían la cuenta del banco. Bien decían antes, las generaciones que sí sabían gobernar: muerto el perro, se acaba la rabia. Y los perros. Y las cacas en las banquetas, y hablando de banquetas, que prohíban los chicles de una buena vez porque es una monserga que los dejen pegados al pavimento porque los escupieron. Y hablando de asco, me dan mucho asco las semillas de la sandía; debieran prohibirlas también y a quien las introduzca en tan rica fruta, colgarlo de los… güeno, los dejo, mejor ya me callo y que disfruten su santo jueves.
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(J. S. ZOLLIKER / @zolliker)