“Narcocultura”, por @drabasa

La cultura configura, en muchas ocasiones, un testimonio menos sesgado, “más honesto” (diría Aristóteles), que la misma historia. El genocidio mexicano de los últimos años será recordado como uno de los pasajes más funestos en la historia de nuestro país, y la cultura a la que ha dado pie quedará quizás como el testimonio más fiel de lo que sucedió en nuestro territorio en las primeras décadas del siglo XXI. El cine (Heli o Miss Bala), la literatura (la obra de Élmer Mendoza, novelas como Trabajos del Reino de Yuri Herrera o La fila india de Antonio Ortuño) y el heroico periodismo de hombres y mujeres como Diego Enrique Osorno, Lydia Cacho o Alejandro Almazán (por mencionar sólo algunos de una lista mucho más amplia), han recogido esta realidad y han salvaguardado el registro histórico de la censura informativa que la violencia ha intentado imponer por la vía del asesinato o la intimidación.

Pero el narcotráfico ha producido otro residuo, un fenómeno que quizá ha trastocado las dinámicas sociales en muchos sitios de nuestro país quizá de forma irreversible: ha gestado un nuevo estilo de vida: el narco life sytle.

El documental Narco Cultura del cineasta Shaul Schwarz nos muestra una ventana a este universo. La cinta muestra, a través del fenómeno de los narcocorridos, como las ideas que se promueven en estos himnos que exacerban la “épica” de la guerra contra las drogas, lejos de causar horror o indignación (por la manera en la que ostentan y hacen alarde de la violencia), han tenido un gigantesco eco popular que ha hecho que los pioneros de negocios como el Movimiento Alterado, fundado por los hermanos Adolfo y Omar Valenzuela, o los narcocorridos compuestos por el “Komander” Alfredo Ríos hayan generado ganancias millonarias en ventas de discos y presentaciones en vivo, no sólo en México, sino también en muchas ciudades de los Estados Unidos.

Si bien a la película de factura estadounidense le falta profundizar un poco en el contexto del fenómeno (de dónde salen los dólares, a dónde va la droga, quién provee las armas y cuál es la actitud del gobierno de Estados Unidos al respecto), muestra varias aristas diferentes de un fenómeno con el que hemos tenido que lidiar informativamente desde hace varios años. Además de exhibir el estado de total desamparo de las fuerzas policiales en lugares como Ciudad Juárez, nos enseña el fervor con el que el Movimiento Alterado ha sido recibido por ciertos sectores de la comunidad chicana en los Estados Unidos y la manera en la que el narco life style (uso este término deliberadamente en inglés) se ha convertido en un modo de vida aspiracional para miles de personas en este gigantesco corredor de la droga que va desde Colombia hasta la Norteamérica profunda.

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(DIEGO RABASA)