Ahí estaban esas calcetitas rojas aún puestas en los pies congelados por la muerte. Una niña asesinada muy pronto, calculan que tenía cinco años. Escribo “calculan”, porque la niña nació para no existir: sus padres jamás la registraron, así que adivinar su edad fue tarea de los peritos. Escribo “asesinada muy pronto” para preguntarnos: ¿cuándo es tarde y cuándo es pronto para matar a una mujer?, ¿por qué hay en México quien decide eso? Los delincuentes deciden impunemente, los mismos que suelen surgir desde el círculo cercano de esas mujeres. La vida de una mujer dura lo que decide su feminicida. Su padrastro la mató a golpes por haberse hecho pipí encima y no haber avisado de sus necesidades, según las investigaciones. “Lupita” la llamaban su madre y el asesino, ambos detenidos. Su cuerpo semidesnudo quedó tirado en la avenida Bordo de Xochiaca, cerca de la Virgen del Camino. Ironías de la fe.
Calcetitas rojas la llamaron en los medios. Desde el 18 de marzo, día en que fue encontrada asesinada, nadie supo su identidad hasta el mes pasado cuando sus tías exigieron ser reconocidas como ofendidas para pedir justicia. Nueves meses sin saber su nombre. ¿No les parece grave?
Es la violenta zona metropolitana de la CDMX, esos terrenos dantescos que compartimos Edomex y CDMX. Los aspirantes a gobernar esta ciudad siguen haciéndose los chilangos en sus spots, presumiendo abatelenguas “en tu casa”, defendiendo sus propiedades en Miami y prometiendo hacer de esta ciudad la mejor de nuestros sueños. Ninguno ha propuesto —hasta ahora— cómo terminar con los feminicidios y hacerle justica a familiares y amigos de las asesinadas el año pasado y lo que va de este 2018. Nadie ha propuesto cómo trabajar con la capital de los feminicidios, el oscuro Edomex y su gobierno con el PRImazo al frente, Alfredo del Mazo.
Tuvo que volverse famosa la muerte de Calcetitas rojas para llamar nuestra atención. Esto no es normal. Imaginen que ocurriera en Noruega: “Aparece junto a río una niña asesinada”, el país se vuelve loco, ¿no? En México, en la CDMX, su reporte de muerte se perdió entre otros asesinatos. Una más, ¿qué tiene de especial? ¿Y los aspirantes? Entre dimes y diretes para perpetuar sus negocios en el poder, sus complicidades, sus necedades, sus ambiciones. No vi, no escuché a ninguno de ellos ofrecer apoyo a las tías de Calcetitas rojas.
En la CDMX se asesinan mujeres porque se puede, porque después de hacerlo no pasa mucho, unos detenidos por aquí, otros por allá, algunos sentenciados para lucir en la conferencia y ya. En la gran mayoría de los casos: impunidad.
María Salguero es una ingeniera politécnica, respetada y reconocida por el gremio periodístico y político de la CDMX. Se dedica, desde hace años, a valorar (algo que no hacemos ya los chilangos), a investigar (algo que hacen cada vez menos periodistas) y a visibilizar (algo que se hace menos) los asesinatos de mujeres en la CDMX y en el país. Sus mapas de feminicidios (que puedes consultar aquí: bit.ly/2mGoP6q) desnudan al indolente poder político chilango. Fueron 109 feminicidios rastreados en prensa y sumados a la información oficial, ejercicio hecho probono por Salguero. Tres más que en el 2016. ¿Qué harán los aspirantes a una candidatura de Jefe de Gobierno con los feminicidios? Es una idea que les regalo para su próximo spot.