Lorenzo Córdova, consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), marca al secretario Ejecutivo, Edmundo Molina, quien lo atiende:
-Aquí a tus órdenes.
-Ah, nada, ya les di asesoría a los de los pueblos indígenas, ‘cabroncín’ –le avisa Lorenzo-. No mames, cabrón: el líder de los chichimecas de Guanajuato, Mauricio Mata, tuvo la gentileza de hablarme en español pese a que es su segunda lengua; el idioma de su pueblo es el chichimeca-jonaz. Y otra cosa: ¿viste que ellos vinieron?
-Explícate-, repuso Edmundo.
-Los funcionarios del INE estamos obligados a servir a los indígenas, que son mexicanos con derecho a voto. Pero como asumimos al DF como centro del universo no nos molestamos en ir a donde vive la gente, que en realidad es nuestra patrona. El representante chichimeca y otros líderes indígenas viajaron cientos de kms con tal de vernos.
-¿No tenemos dinero para viajar?
-No mames: tuvimos en 2015 un presupuesto de 18572411236 pesos (¡carajo, 11 dígitos!) para organizar los sufragios donde los mexicanos elegirán a sus saqueadores, y ni con esa lana pudimos ir a San Luis de la Paz y otras comunidades chichimecas; no fuera que se mancharan nuestros trajes. Ellos, los jodidos, sí hicieron el esfuerzo.
-¿Jodidos?-, se extrañó Edmundo.
-Agárrate, ahí te va una información del CONEVAL de no mames –anunció Lorenzo-: en México, el 45 % de la población es pobre, pero si te concentras sólo en los indígenas, es pobre el 72%. En México, el 20 % tiene rezago educativo (sólo estudia la primaria), pero entre los indígenas, 50%. En México, 2 de cada 10 personas sufren hambre; entre los indígenas, 4 de cada 10.
-¿Y la justicia?-, preguntó Edmundo preocupadísimo.
-Hay unos 9 mil indígenas presos –dijo Córdova-. La mayoría, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, “no han sido asistidos por un defensor e intérprete o traductor acompañante, e incluso en muchas ocasiones desconocen el motivo por el que están internos”. No mames.
-Quizá no se los valora porque los indígenas son poquitos.
-¿Qué?, son 15 millones. Visualízalo: 5 veces la población de Uruguay.
-¡Muchos! –reviró Edmundo-. Por suerte cuentan con la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, institución fabulosa.
-No mames, el analfabetismo indígena cuadriplica (26%) el promedio nacional (7.4%).
-Aunque creo que la discriminación va a la baja.
-¡No mames! –se carcajeó Lorenzo-. Tras la reunión de hoy con los indígenas, un funcionario se atrevió a imitar así, en voz alta, a uno de ellos: “Yo, jefe toro sentado Gran Nación Chichimeca, tengo Guanajuato, yo decir a ti, diputados, para nosotros no permitir sus elecciones”. ¿Te das cuenta, Edmundo? Oímos al funcionario y dijimos: “De pánico, hay que mandarlo al siquiatra”. Todos oyeron su racista imbecilidad suprema, las palabras infestadas de ignorancia con que destripó su prestigio. ¡No mames, no mameees!