Me han preguntado de qué le sirve al país que hayan atrapado al Chapo Guzmán. De nada, ha sido mi respuesta. ¿Nos ayuda en algo que los gringos mimen otro buen rato a Peña Nieto y él les compre armamento? ¿Nos ayuda que la DEA esté a sus anchas en México? ¿Nos beneficia que el Grupo Toluca, el que nos gobierna, le saque información al Chapo antes de extraditarlo y así tener con qué chantajear a puñados de políticos, incluyendo a personajes de su propio partido? ¿Nos sirve que uno de los dueños del cártel de Sinaloa (es decir, el Mayo Zambada) siga libre? (Tiene poco más de 60 años, más de 40 en el narco y nunca ha pisado una prisión). ¿Nos sirve que se reorganicen los Zetas, el cártel de Tijuana, el cártel de Juárez, la Familia, los Templarios y todos esos grupos con los que el Chapo traía pleito?
A la sociedad nos serviría el arresto del Chapo si viniera acompañado del desmantelamiento financiero del cártel del Sinaloa. Nos serviría si también se dijeran los nombres de todos los políticos que protegieron al hombre que en sus corridos parecía indestructible. Un ex jefe de la DEA, Phil Jordan, ha declarado en estos días que el Chapo aportó dinero a la campaña de Peña Nieto, así que ya se imaginarán el lodazal por el que la navegaba el Chapo; Vicente Fox y Felipe Calderón, y muchos de sus secuaces, algo tendrían que decir también. Y nos serviría, sin duda alguna, si la violencia se acabara, si no existiera ya sustituto del Chapo o si los gringos no administraran esta guerra en México por el control de las drogas.
Así que todo seguirá igual, pese a lo que se diga en los periódicos, en la televisión o en la radio que reciben buena plata de publicidad del gobierno federal.
Esto de la publicidad, por cierto, es uno de los graves problemas que enfrenta el periodismo actual. En los estados, incluso en DF, los políticos dan tanto dinero a los medios que las líneas editoriales se han vuelto patéticas. Y reportero que ha desafiado ese arreglo, termina amenazado o muerto. Anteayer, en el Ángel de la Independencia, el colectivo Prensa, No Disparen realizó una numerosa concentración. Había, lo que entre nosotros llamamos, pura raza. Algunos de directivos estaban por ahí, pero los demás se abstuvieron. Flojera, indiferencia, conflicto de interés, qué sé yo, pero algo sí me quedó claro ante su ausencia: todo lo que digan Peña Nieto y sus colaboradores es el periodismo que les interesa hacer a muchos dueños y directivos de medios. Ese periodismo que aplaude la detención del Chapo, que contribuye a hacerla mediática, que censura a sus reporteros, que no paga bien, y que no le interesa que estén matando a los reporteros.
En fin. El Chapo ha vuelto a la cárcel y hoy todos somos chapólogos. Ojalá que Culiacán, mi ciudad adoptiva, no padezca una carnicería mientras el sustituto del Chapo toma posesión.
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