Juro que hoy tenía toda la intención de contarles la historia de un famoso merolico que vivió en nuestro Chilango, pero en el camino se me atravesó otra de las malas decisiones de Mancera: se pospuso la XIII edición de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo.
No es que me sienta frustrado porque se postergará la presentación mi última novela —una divagación que trata sobre el Chalo Gaitán, el alter ego del Chapo Guzmán—. No, no es eso. De hecho, las ferias de libros suelen estresarme. Lo que me agüita, como decía mamá, es que en el GDF no haya quién le hable fuerte al gobierno federal y le exija que desocupe el Zócalo.
En el mundo inmediato de Twitter, leo a algunos colegas que están indignados, igual que yo.
El escritor zacatecano Tryno Maldonado escribe en 125 caracteres: “@EPN orgulloso de @ManceraMiguelMX ahora que por fin ha desterrado a sus dos grandes enemigos del Zócalo: profesores y libros”.
Blanche Petrich, mi periodista favorita, dice: “¿Cómo entender la cancelación de la Feria del Libro del Zócalo? ¿Un gesto de desprecio a la cultura y a la lectura?”.
Y el escritor Fabrizio Mejía, que este año publicó una novela sobre Televisa, tira uno de sus dardos de humor negro a los que nos tiene acostumbrados: “¿Se acuerdan cómo impedimos que el de cultura del DF fuera de Ulises Ruiz? Bueno, pues Mancerita nos coló a una Televisa: @chiacolibri”.
@chiacolibri es Lucía García Noriega, es la secretaria de Cultura en DF y, según leo en la revista Proceso, en algún tiempo trabajó como coordinadora de los programas de investigación, difusión y relaciones públicas del desaparecido Centro Cultural Arte Contemporáneo y de la revista Saber Ver, que pertenecieron a Televisa. El argumento de doña Lucía para cancelar la feria es tramposo: el GDF prefiere mantener el centro de acopio para los damnificados de las recientes lluvias que inaugurar una babel de libros. Víveres y libros, en la lógica de doña Lucía y del doctor Mancera, no pueden convivir.
Fabrizio ha propuesto un cerco de libros en el Zócalo para este viernes a las 12 del día. No podré ir porque el DF me quedará ese día a 500 kilómetros de distancia. La Brigada Cultural Para Leer en Libertad —que dirigen los Taibo y que seguro han de estar encabronados— no tardarán en proponer algo interesante.
Por lo pronto, lo único que puedo hacer este día es recomendarles al señor Peña, al doctor Mancera y a doña Lucía que lean un texto de Eduardo Galeano. Se llama “Nosotros decimos no”. Es el discurso que dio el escritor en la inauguración de las jornadas de Chile Crea, en Santiago de Chile, a mediados de 1988. Sé que no leen, pero seguro uno de sus asesores les contará de qué se trata.
(ALEJANDRO ALMAZÁN / @alexxxalmazan)