En la constante búsqueda de la sociedad por una mayor inclusión y respeto hacia la diversidad, surgen dos movimientos esenciales que cuestionan las normativas tradicionales sobre la imagen: la positividad y la neutralidad corporal
Por Paty Soto Claussen
El artículo “Body Positivity vs. Body Neutrality: What’s the Difference?“ de la Cleveland Clinic, destaca la importancia de estos dos enfoques en nuestra relación con el cuerpo y cómo cada uno aporta una perspectiva única y valiosa. Estos paradigmas ofrecen alternativas renovadoras y necesarias, especialmente en una era donde se siguen promoviendo estándares de belleza inalcanzables, ejerciendo una influencia significativa en la salud mental de la población, notable entre mujeres y jóvenes.
La positividad corporal, popular en años recientes, promueve un mensaje de amor incondicional hacia nuestros cuerpos, independientemente de su forma, tamaño o color, abogando por un cambio cultural que celebre la diversidad y la inclusión. Este enfoque, sin embargo, ha sido criticado por la presión que implica mantener una percepción positiva constante sobre el propio cuerpo, lo cual puede resultar abrumador y poco realista para algunos.
Por otro lado, la neutralidad corporal adopta un enfoque pragmático y realista, invitando a la aceptación del cuerpo sin emitir juicios positivos o negativos, y valorándolo por su funcionalidad más que por su apariencia. Este movimiento promueve una visión del bienestar y el autocuidado desde una óptica objetiva, resultando particularmente beneficioso para aquellos que encuentran difícil la práctica de la positividad corporal, ofreciendo un camino hacia la aceptación sin las exigencias de un amor incondicional.
Esta visión es particularmente valiosa para quienes tienen una relación compleja con su cuerpo debido a enfermedades crónicas, discapacidades o envejecimiento, centrándose en el autocuidado y la salud más allá de los estándares de belleza convencionales, y celebrando la funcionalidad y resistencia del cuerpo frente a los desafíos.
Ambos enfoques, la positividad y la neutralidad corporal, son cruciales para una relación más saludable y armoniosa con nuestro cuerpo. Mientras la positividad corporal invita a celebrar la originalidad de cada individuo, la neutralidad corporal propone una aceptación serena y pragmática, liberándonos de las cargas emocionales vinculadas a la apariencia física.
Conjuntamente, representan herramientas poderosas contra las narrativas dañinas sobre la imagen y promueven un ambiente de respeto, amor y aceptación para todxs. Como profesional en el ámbito del estilo y la moda, me inclino hacia la neutralidad corporal porque complementa mi respeto y valoración por la positividad corporal, reconociendo su potencial para impulsar un cambio cultural hacia una inclusión más amplia y la valoración de la diversidad corporal.
Adoptar el enfoque que mejor resuene con cada uno es fundamental para vivir en armonía con nuestros cuerpos y con menos prejuicios. A través de estas perspectivas, es posible crear un entorno donde todxs se sientan aceptables y aceptados en su propio cuerpo, cultivando una relación más saludable y armoniosa con nuestro ser. Este camino hacia el bienestar personal y colectivo nos invita a reflexionar sobre nuestras propias percepciones y a abrazar una visión más compasiva y abierta de la diversidad corporal.