“Peace and love, señor Presidente”, por @wilberttorre

Tengo una caterva de amigos y amigas cuyas actitudes y dichos despedazan las fronteras de la corrección política. Desayunamos, comemos y cenamos entre rebanadas de idioteces e irreverencias. La mayoría escribimos en diarios y revistas y muchos de nuestros pensamientos van a parar a espacios que después forman parte de ese territorio llamado, con notoria pomposidad, opinión pública.

Mis amig@s son jóvenes, mucho más que yo, un viejo modelo 68. ML es un norteño mordaz. NS una chilanga muy interiorizada a la que le choca que la confundan con una hipster. NC una defeña sin freno ni pelos en la lengua. Doble A nació en un barrio bravo de esta ciudad y recorre México como un trailero en busca de historias. AS fue boxeador y ahora hace boxeo de sombra en el periodismo de política.

Todos parecen muy comprometidos con el país. Nos preocupa la pobreza, la ignorancia y la desigualdad; nos causa desazón la violencia y nos sumió en una nube el triunfo del señor Enrique Peña Nieto y el regreso de la muy honorable y respetada organización a la que pertenece, el Partido Revolucionario Institucional, llamado vulgar y llanamente PRI por los vulgares mexicanos.

Como podrán adivinar, mis amigos y amigas no simpatizamos con el partido del señor presidente de la República. No somos priístas, pero tampoco somos anarquistas, ni guerrilleros sin fusil, ni desestabilizadores profesionales.

En las fiestas a las que acudimos jamás hemos hecho planes para secuestrar a un político o un empresario, o ingresar a un centro comercial y dejar una maleta con una bomba dentro. Puedo jurar ante una biblia –aunque la verdad nunca he tenido una cerca– que nuestras fiestas son puro desmadre, y admitir con la cabeza baja que sí, que de vez en cuando criticamos y somos irreverentes lo mismo con las ideas tropicales del Peje, que con el estilo acartonado y la pelota lenta del señor que lleva el copete a la Jimmy Neutrón.

Comento todo esto porque a mis amig@s y a mi nos ha llamado la atención una noticia según la cual el señor presidente y su partido estarían muy decididos a utilizar la ley secundaria de Telecomunicaciones para coartar la libertad de millones de personas en Internet.

De acuerdo con lo que he leído en diarios que circulan en la red –diarios de sospechosa fiabilidad– el gobierno tendría facultades discrecionales para censurar contenidos, almacenar datos de usuarios sin orden judicial y bloquear la señal de Internet durante manifestaciones y reuniones de grupos sospechosos (y me preocupa que ahí puedan ser consideradas nuestras fiestas repletas de idioteces e irreverencias).

Yo creo que la gente es exagerada y mal pensada. En mi cabeza no cabe que el señor Peña Nieto supere lo que hizo el descarado de Barack Obama, que espió e intervino la vida  de millones de norteamericanos sin que estuvieran enterados.

Yo puedo asegurarles que el nuevo PRI, el del gobierno del señor Peña Nieto, no el de la maestra Elba Esther ni el de Cuauhtémoc Gutiérrez, el tipejo que cometió la osadía de hacerse un burdel y mancillar un edificio sacro del PRI, es un partido honorable e incapaz de utilizar la discrecionalidad de la ley para espiar y coartar libertades y meter la cabeza en nuestra vida privada.

¿A quién se le ocurre semejante patraña? Eso solo cabe en la cabeza de mentes calenturientas y desconfiadas.

Por eso, en lugar del provocador hasthtag #EPNvsInternet, sugiero este muy armónico e ilustrador de los tiempos de civilidad política: #Peaceandloveseñorpresidente.

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(Wilbert Torre / @WilbertTorre)