Antes de emprender las reformas que transformarían al país, el gobierno del presidente Peña conoció y menospreció un elemento advertido por muchos, entre otros, por Carlos Pascual, embajador de Estados Unidos hasta 2011: sin seguridad, el país se encaminaría al despeñadero. En el ensayo México en una encrucijada (Universidad de Stanford, octubre de 2010), Pascual citó dos alternativas: el empleo y la seguridad se alzarían como un arma contra la inseguridad, o la inseguridad sepultaría todas las posibilidades económicas.
La administración peñista fue hábil para potenciar la imagen internacional del presidente y mantenerla aislada de los problemas internos hasta que estallaron la ejecución múltiple a manos del Ejército en Tlatlaya; la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa y el escándalo de la casa de 7 millones de dólares de la esposa del presidente.
La semana pasada el secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza, confió a los embajadores de México en el mundo congregados en una reunión anual que el escándalo de la casa blanca había comenzado con el involucramiento de una empresa de un familiar del ex presidente Salinas (Hipólito Gerard, hermano de la esposa de Salinas) en la construcción del tren México-Querétaro, cuya licitación fue revocada en noviembre pasado.
La política es una casa sin ventanas en donde pactos secretos y ajustes de cuenta ocurren en las sombras, sin que el ciudadano se entere de cómo ocurren cosas que afectan a todo un país. El día de la reunión, varios embajadores salieron de Palacio Nacional haciéndose la pregunta que se hace todo el país ¿Salinas y Peña están enfrentados?
Solo ellos y unos cuantos lo saben. Una duda capital contra varias ¿casualidades? o certezas:
1- No hay peor enemigo para Peña, que Salinas.
2.- La licitación del negocio en el que participaría el cuñado del ex presidente fue revocada por el gobierno cuando veía venir el escándalo de la casa blanca, transferida a la esposa del presidente por el empresario Armando Hinojosa, cabeza de otra empresa involucrada en el negocio del tren cancelado.
3.- Raúl Salinas, el hermano incómodo conocido por los contratistas como “señor 10%”, fue declarado inocente de enriquecimiento ilícito justo en medio de la peor crisis política de la administración peñista (Tlatlaya, Ayotzinapa y la casa blanca). ¿Cuál era la prisa?
4.- El embajador Pascual tenía razón: el narco lo invadió todo y la inseguridad ha secuestrado todas las posibilidades de crecimiento.
5.- El (rumor de) pleito Peña vs Salinas estalló dentro y ya trascendió más allá de las fronteras.
(Wilbert Torre)