Con un caballito de tequila en la mano, Felipe Calderón saludó a los periodistas una tarde de enero de 2007. Había ordenado las ocupaciones militares en Michoacán y Tijuana y los reporteros estaban llenos de dudas sobre la guerra declarada al narco:
—Los cárteles controlaban municipios –dijo el presidente–. Debía tomar medidas contundentes y decirle a estos señores: “hasta aquí llegaron. Aquí está el Estado”. Mataban, secuestraban, extorsionaban. Hice lo que tenía que hacer. Yo –se apuntó al pecho con el índice– no podía hacerme pendejo. (Narcoleaks, Grijalbo, 2013).
Calderón decidió enfrentar al narcotráfico y vislumbró que no podría hacerlo solo. Pidió la asistencia de Estados Unidos y en la Casa Blanca se pactó la guerra contra el narco. Se creó la Iniciativa Mérida, un programa a semejanza del Plan Colombia por medio del cual Estados Unidos entregó a México 1,200 millones de dólares en equipo y entrenamiento bélico, desde 2008.
Las consecuencias de esa ofensiva histórica son conocidas –121 mil muertos y 20 mil desaparecidos– y un narco que solo mutó para empeorar las cosas. Calderón tomó decisiones y sin duda cometió errores. Ocho años después, ¿en donde nos encontramos? ¿Cuáles son las decisiones tomadas por el gobierno de Peña? ¿Estamos mejor o peor?
Si el país fuera una pista de baile, Peña y sus muchachos serían un grupo de chicos presumidos, pero indecisos. La cruzada contra la corrupción está en el limbo. La cruzada contra la pobreza es el mismo gato, disfrazado. Las celebrada reforma energética es una niña que prometen que un día crecerá y será linda. ¿Y la seguridad? Un hoyo negro al que Peña y sus muchachos se han acercardo con torpeza.
A Peña le llevó casi dos años construir la Gendarmería Nacional, inspirada en un modelo francés para “fortalecer el control territorial en los municipios con mayor debilidad institucional e inseguridad”. Un mes después de creada esa belleza, 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecen y unos policías escarban un poco y encuentran una fosa con 28 cuerpos en Guerrero.
¿Qué más ha hecho peña? Pensó que podía solo con el monstruo del narco y en un hermoso lance priísta de nacionalismo cerró –¿para bien o para mal? la llave a la cooperación con las agencias anti narco de Estados Unidos. Dijo a los americanos que ya no necesitaba más helicópteros ni equipos de guerra.
¿Qué cuentas entrega peña dos años después de asumir? 58 mil muertos. Una Gendarmería afrancesada. Un país donde soplas la tierra y brota una fosa. Un gobierno de planes y deseos a 100 años.
¿En verdad puede contra el narco, presidente? ¿Y si esto ya es narcoterrorismo, presidente?
(Por Wilbert Torre / @wilberttorre)