Mi roomie me despertó hace unos días con una noticia: la policía estaba desalojando a los ambulantes que, desde hace años, han ocupado el callejón frente a nuestro edificio. Mientras miraba por la ventana el milagro y pensaba que quizá Dios sí existe, supuse que el líder de los vendedores no le había dado su parte del negocio al delegado y que, seguramente, esta faramalla sólo se trataba de una manera de presión. Pero no. El operativo se debía a que, esa mañana, el diario Reforma había publicado una nota en la que describía cómo los ambulantes se han apoderado de cada metro cuadrado de la Glorieta del metro Insurgentes.
Entonces recordé lo que últimamente me han contado algunos colegas: que las autoridades del DF ya no le temen a los periodicazos, salvo que éstos los publique Reforma.
Y como yo creo que eso debe ser verdad, quiero pedirles, por favor, a los colegas del diario Reforma lo siguiente:
Ayúdennos. Ayúdennos a recordarle al delegado que los ambulantes volvieron al día siguiente, que sus líderes suelen comprar a las autoridades capitalinas o que las chantajean con los votos que ellos controlan. Ayúdennos a gritar que los vecinos estamos tentados a bloquear las calles, que los supervisores de la delegación Cuauhtémoc reciben una cuota semanal para hacerse pendejos y que los vendedores se enojan si estacionamos el auto frente a nuestra casa porque, dicen, les quitamos su lugar. Digan, por favor, que el delegado —un tal Alejandro Fernández, alias el Potrillo— es el clásico político que los ciudadanos le importamos un carajo.
Ayúdennos a decir que la construcción que está en el callejón de Jalapa no tiene respeto alguno para los vecinos: día y noche, entran y salen camiones con toneladas de tierra y piedras, o publiquen de nuevo que está dañando a los edificios a su alrededor. (¿Los choferes no han entendido que el sonido rebota entre los edificios? ¿Cuánto le paga la constructora a la delegación para que a las tres, cuatro de la mañana los albañiles ya estén martillando?). Ayúnennos a decir que el callejón también funciona como ring nocturno para que los homeless, los travestis y los borrachos diriman sus diferencias a golpes y a botellazos. Ayúdennos a decir que últimamente ha habido balazos afuera de algunos bares de la colonia Roma o que los valet parking —en contubernio con los vigilantes de los parquímetros—, se adueñan de las calles; no traen la franela en el hombro, pero son primos hermanos de los franeleros. Y ayúdennos a decir que la frase que pone el delegado por todos lados —“Buenos resultados”— es sólo un enunciado lleno de invectivas.
Ayúdennos.
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