Piratería funeraria

Ni sé porque se escandalizan, ¿eh?, me cae. A que no andan chillando porque el carnicero menea costillares o cabezas de reses. Tampoco se alborotan si en la recaudería maniobran pollos y sus partes: pechuga, pierna, corazón, higaditos y vísceras. Entonces, ¿pa’que la andan armando de tos? Mi negocio es igual, pero en lugar de aves o vacas y cerdos, lo hago con personas muertas (que muchos de ellos hayan sido unos cerdos, es harina de otro saco).

Sí. Me dedico al negocio funerario, pues. Y no vayan a creer que es un negocio fácil, ¿eh? O sea, todos nos vamos a morir y todos van a necesitar de’stos servicios, pero pues es como se dice, algo más complicado qu’eso. O sea, es de que es un negocio muy competido, ¿eh? Y pues hay que estar siempre bien truchas o, como decimos los que nos dedicamos a esto, te comen los gusanos.

Por ejemplo, hay que siempre repartir bien a todos los implicados. Porque luego luego llega otro canijo y te roba el negocio, ¿eh? Me explico: nosotros nos amarramos con el personal del hospital público, de la clínica, de la unidá de medicina familiar, sean recepcionistas o camilleros o lo que sea y ellos nos pasan el pitazo de que hay uno, pa’questemos a las vivas. Si los tienes bien engrasados, con su feria constante y sonante, todo derecho, hasta te enteras antes que la propia familia de que su pariente feneció. Entonces pues ahí estamos ya listos, para que en cuanto se entere el jefe de familia o el responsable, le caigamos con la solución a todos sus problemas de ocuparse del muerto.

Tenemos varios servicios. Siempre es dependiendo de lo que quieran gastar. O sea, sí podemos ser profesionales y todo, pero pues depende del cliente, ¿eh? Y la sensibilidad de uno es bien importante. Porque si los vemos así como que jodidones, que no le quieren gastar mucho, pues se les puede ofrecer trato más económico. Así de ejemplo, pues lo más más barato es la cremación. En ese caso, por la tarifa y pa’ que nos alcance —sin decirles nada, ¿eh?— juntamos a los dos o tres cadáveres de’se día y los quemamos juntos (así se ahorra un montón de gas). Luego repartimos las cenizas en tres tantos igualitos y los repartimos a sus deudos.

Si de plano son muy pasados de lanza y no quieren gastar ni en eso o no tienen a quien pedirle prestado, pues nos quedamos con el tieso y lo tiramos en fosa común después o en algún predio abandonado, y a sus parientes les damos ceniza de madera y basura en cajita de latón. Ellos ni en cuenta, ¿eh? O sea, es pa’que estén tranquilos y se vayan felices con su residuos. Así nosotros no le perdemos, porque también han de entender que no somos caridá.

Pa’ entierros, también hay diversas tarifas. La más modesta es en caja reciclada de caoba. Se renta pues, sólo pa’l velorio, más que nada. Luego igual les cobramos nicho o tierra, pero también pueden ser reciclados; dependiendo del sapo, la pedrada, ¿me entiende? Lo que pasa es que a mí personalmente, lo que soy yo, su seguro servidor, pues no me gusta mucho eso porque sí ha habido gente que se nos enferma, ¿eh? La mera verdad, se nos contagian de algún mal porque a veces los muertos mueren de cosas muy raras. Pero como dicen por ahí, ¿quién los manda andarse recargando en los ataúdes pa’ llorarles más de cercas?

Mire, a decir verdad, hay de todo, ¿eh? De todo. Hay los que pagan poco y no sueltan ni un centavo y los hay que pagan lo que sea necesario. No miden nada ni reparan en nada. Hasta flores y coronas, oiga. Pero eso sí, otro rollo completamente sucede si hay seguro de por medio, pues ahí sí hacemos alquímica, ¿eh? No es por nosotros, es para ayudarles a ellos. Aquí bajita la mano les ofrecemos inflar las cuentas y si están de acuerdo, hasta les cooperamos con un reembolso. Bien derecho se los decimos, ¿eh?

Bueno, ya me voy por la carroza que tengo que llevar a mi vieja a comprar el mandado. Figúrese, hay quienes se asustan de vernos en el mercado. Qué tontos, ¿eh? Bueno, ahí si se les llega a ofrecer, ya saben dónde andamos…

(J. S. ZOLLIKER / @zolliker)