En estos días, los mensajes en las redes sociales, llamadas, foros y reuniones me han permitido reflexionar sobre el gasolinazo y el efecto que han tenido sobre el país. Pero también, me han hecho observar la forma que tenemos como país para enfrentar una crisis. Piénsalo por un momento: ¿Qué haces al momento de enterarte de una noticia de gran relevancia que podría cambiar el país? Después de estas semanas de indignación colectiva, veo que en muchas ocasiones los procesos nacionales de gran impacto los procesamos de manera muy parecida a las fases del duelo.
En primer momento, quizás como mecanismo de defensa ante un país surrealista, no creemos en la noticia que genera la crisis. No podemos dar crédito de que hayan dado esa declaración, que hayan hecho un fraude de tal magnitud, que sean así de deshonestos o que se hayan dado a la fuga momentos después de asegurar en cadena nacional su honestidad.
La negación nos permite procesar el acontecimiento y da paso a quizás una de las fases más conocidas: la ira. La indignación nos desborda, queremos respuestas convincentes, armamos marchas, mandamos cadenas, juntamos firmas, compartimos contenido al respecto en nuestro perfil de redes. Quizás aquí el momento más interesante de nuestro proceso como país. En estos momentos han surgido movimientos, organizaciones y procesos que llaman al cambio, pero también, en esta etapa algunos esfuerzos se desvanecen, muchas veces la desesperación acaba por darle una vida de corto plazo la molestia.
Finalmente llegan juntas la negociación, depresión y aceptación, tres etapas que este país suele vivir en conjunto. “Así es en México, así son sus políticos, ¿qué esperabas? Las cosas no cambian”. Y así, poco a poco normalizamos hechos atroces, volvemos invisibles a elefantes en el cuarto y nos hacemos de la vista gorda con afrentas irreparables.
Con este ciclo se permiten excesos, se rompen acuerdos, nos acostumbramos a la ilegalidad y dejamos de interesarnos en la política y sus vías. Esto debe cambiar. El país puede ser distinto en la medida en que la indignación desbordada la transformemos en un motivo cotidiano para luchar, vincularnos, hacer activismo, impulsar iniciativas a mediano y largo plazo.
Un ejemplo claro es el gasolinazo. Esta energía social no debe ser yerma. A partir de esta gran crisis debemos aprender que los cambios del país toman tiempo, talento, presión y paciencia. Que las enormes injusticias sociales que hoy nos retan pueden ser vencidas, pero necesitarán algo más que la molestia. Precisan que actuemos en conjunto, que le bajemos a los egos y le subamos a las coincidencias, necesitarán de tiempo y esperanza.
LEE LA COLUMNA ANTERIOR DE PEDRO KUMAMOTO: EL GASOLINAZO NOS UNIÓ
Y vale la pena. Un claro ejemplo de que la indignación puede canalizarse en un objetivo en común es el recorrido que lleva hoy #SinVotoNoHayDinero. Gracias a la presión social, esta iniciativa pasó de ser sólo una idea con pocas posibilidades de prosperar a ser una iniciativa del Congreso de Jalisco envía a la Cámara de Diputados para ahorrar 2,200 millones de pesos en partidos políticos, algo así como su 60% de presupuesto. ¿Cómo? Muy sencillo, vinculando directamente el dinero que reciben los partidos políticos con los votos que logran en la última elección. (En la columna “#SinVotoNoHayDinero” en este mismo medio podrás encontrar una explicación de la iniciativa que presentamos desde el año pasado con el diputado Manuel Clouthier).
#SinVotoNoHayDinero es una propuesta que busca reducir el financiamiento público que se les da a los partidos, pero no sólo eso, queremos regresarle los partidos a las personas. Queremos lograr que sean cercanos, demócratas, abiertos, transparentes y que nos vuelvan a reunir en torno a la política. La actual fórmula con la que se reparten los recursos promueve más el derroche que el debate, lo que genera más premios al gandalla que a quien busca construir una nueva política. Por esto es tan importante imaginar de nuevo otra manera de brindarles recursos.
Esta iniciativa avanza y necesitará la ayuda de todas las manos para lograr ser aprobada. A partir de este domingo podrás conocer en www.sinvotonohaydinero.mx el estatus de la iniciativa, contestar preguntas frecuentes y sumarte a las actividades que realizaremos por todo el país.
Este es sólo un ejemplo de que podemos hacer mucho con la indignación. Con ella podemos cambiar al país. Estoy seguro que vendrán muchas más iniciativas para mejorar a México y será nuestra responsabilidad tener la generosidad y visión a futuro para impulsarlas, estoy seguro que valdrá la pena.