“Por lo menos que no se olviden”, por @dmorenochavez

A Paris Martínez

No alcanzo a imaginar lo que debe ser tener a un familiar cercano desaparecido. He entrevistado a algunas personas que viven esto y sí, te contagias de su coraje, su frustración, su impotencia, pero tienes claro que poco después le darás vuelta a la página.

Te sumas a su reclamo a una autoridad sorda o, en el mejor de los casos, incapaz de descubrir qué ocurrió, pero nada más.

Al día siguiente hay otro caso. De 4 desaparecidos o 6 o 12…

¿Qué haces como periodista? Publicas las denuncias de sus familiares, cubres algunas de sus protestas, les pones rostro a las víctimas, reconstruyes los hechos, “presionas” a las autoridades por el caso (como si les importara)…

Y a lo que sigue.

Qué chiquita se queda la impotencia o el coraje que podemos sentir al escuchar cada historia. Chiquita frente a lo que viven los familiares.

Qué corto se queda sólo publicar la historia, porque no es fácil evitar la sensación de que no sirve para nada.

Pero finalmente es lo único que se me ocurre hacer: insistir. Y más cuando hay más y más casos. Por eso ocupo este espacio para enumerar algunos de los que hemos publicado en Animal Político. Únicamente los más recientes. Sólo para no olvidarlos:

-Este domingo, en la Catedral, hubo una misa para orar por el regreso de Enrique, Ana y Diego, desaparecidos hace un año en Paracho, Michoacán, donde fueron invitados para darle algunos cursos a unos niños, en el marco del llamado Cantoya Fest de globos aerostáticos. Los sacaron de su hotel. Las autoridades no tienen idea de qué pasó ni por qué. En este caso, ni siquiera tienen el pretexto de que los desaparecidos estaban “en malos pasos”.

-Hace dos semanas, 7 personas desaparecieron en Oaxtepec, Morelos, donde pasaban un fin de semana, invitados por una amiga de la familia. Las autoridades ni siquiera se han puesto de acuerdo sobre quién debe investigar el caso: ¿Morelos, Puebla, el DF?

-Por supuesto, está el caso Heaven, con 12 desaparecidos desde el 26 de mayo.

-O el caso del 21 de abril, cuando en otro bar, cinco jóvenes desaparecieron. Los medios tardamos 40 días en “descubrir” que no estaban. Tienen entre 15 y 27 años.

Y hay más: En Cocula, Guerrero, desaparecieron 6 personas hace 3 semanas. En Lagos de Moreno, Jalisco, han desaparecido más de una decena de jóvenes en unos días.

Confieso que, como periodista, no me es fácil imaginar cómo mantener la cobertura informativa de casos que no se mueven, que no avanzan.

Cómo hacer para no olvidarlos o para escuchar a los familiares contar la misma historia y cómo se duelen ante la ausencia de resultados.

Cómo reflejar lo que sienten.

Confieso que no es fácil contárselos a los lectores, tratando de capturar otra vez su atención, sin aburrirlos y sin volverlos insensibles (a lo que tendrían derecho, porque son muchos y hay tanto en qué pensar).

Pero ahí están esas historias y sus familias. Y son miles más.

Hoy, para no olvidar estos casos, lo único que se me ocurre es volver a preguntar dónde están. Y lo único que puedo hacer es pedirle al lector que no lo olvide.

(DANIEL MORENO CHÁVEZ)