Ustedes se quejan de que el transporte viene lleno, o que se quedaron sin agua caliente en sus casas, o que están apretados esta quincena. Se sienten desgraciados porque comieron de más y se sienten abotagados, o porque el día está nublado o porque tienen frío o porque les dio gripa. ¿Qué saben ustedes de la vida dura? ¡No tienen ni la más remota idea! ¡No saben nada! ¡NADA!
Todo comienza cuando tus diputados, que no hacen caso a las cartas que les mandas y obedecen sólo al mero-mero, deciden pasar una ley que dice que quienes tengan un lunar de nacimiento como el tuyo, una manchita similar en la piel, deberán pagar más impuestos porque el tratamiento es una carga para el Estado. Después, surgen un par de renombrados científicos de la prestigiadísima Universidad Nacional, que dicen que es una malformación genética, que algo tiene que ver con que tu sangre es diferente a la de los demás y sea quizás, hasta contagioso por vía sexual o en cirugías, matrimonios con personas que no tienen esa marca de nacimiento y con cualquier inyección o transfusión. Lo siguiente es que te prohíben trabajar en lugares públicos, no sea que contagies tu peca a otros. Posteriormente, no puedes ni ir al supermercado cuando te da la gana y mucho menos, poseer una mascota. ¿Razones para evitarlo? Las que sean. Elige una veintena que te suenen lógicas y convincentes como que los que tenemos lunares somos parte de una conspiración mundial, o como que la pobreza es culpa de nosotros, o como que banqueros opresores tienen lunares, o como que los gobernantes rateros negocian con gente con lunares. Te digo, tú elige.
Angustia es, saber con toda certeza en el fondo de tu alma, que no volverás a ver a tus seres queridos. Transporte lleno, es que te suban a un vagón de ferrocarril sin asientos, donde por una semana vienes tan apretujado, que no puedes ni doblar las rodillas. ¿Frío? Frío es llegar a un lugar donde la temperatura marca -30º C. con nieve hasta las rodillas y donde te quitan tu abrigo para que vistas una pijama de tela delgada y calces una especie de suecos de tosca madera con astillas que te desgarran las plantas de los pies. Falta de agua —de cualquier tipo, no sólo caliente en la regadera—, es que tengas sólo cinco minutos al día para defecar en largas tinajas sin ningún tipo de drenaje. Jodida quincena, es que todo el día hagas trabajos forzosos cargando rocas del tamaño de tu cráneo en un frío que te gangrena los dedos y que al final del día, te paguen la jornada con un caldo de papas y porotos rancios con una hogaza de pan viejo y chicloso.
¿Tienes gripa? ¿Te duelen las articulaciones? Y eso que no te contagias de difteria, disentería, salmonelosis, tifoidea y demás infecciones que hacen que la vida se te escurra del cuerpo en una treintena de diarreas incontrolables diarias. La mayoría de tus compañeros, mueren en menos de una semana. Porque no hay ningún tipo de antibiótico. Y eso, si no te fusilan antes por quejarte, o porque sí.
Justo la semana pasada, en la “noche de las balas”, fusilaron a treinta mil como tú. Porque el gobierno pensó que era más eficiente… Todo, por un jodido lunar. Una manchita en la piel. Un mácula con la que naciste y que nadie te preguntó si la querías o no.
Sirva pues este artículo, para recordar a las víctimas del Holocausto. Personas que fueron perseguidas, porque nacieron así. Un concepto tan absolutamente ridículo, como tener un lunar en la espalda.
El próximo 27 de enero, se cumplen 69 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Y no debemos olvidarlo jamás. Porque en diferentes partes del mundo, hay algunos que buscan exterminar a otros por causas de nacimiento, creencias, preferencia sexual y/o raza. Causas absurdas; pendejas. Y también porque hoy en día, en twitter y redes sociales, hay interesados en hacer trending topics, temas como #unbuenjudio/indígena/prieto/sionista/pobre/lunar es un judío o lunar o musulmán o migrante o somalí o sirio o bosnio, muerto. Esto no debe perdonarse. Ni olvidarse. Ni permitirse. Jamás.
(J. S. ZOLLIKER / @zolliker)