Sin necesidad de ser vidente o de haber recibido en sueños inducidos por una danza ritual las revelaciones del porvenir, me atrevo aquí a esbozar algunas profecías sobre lo que sucederá con ciertos asuntos principales de las elecciones de medio sexenio por las que acabamos de pasar.
- El PRI no alcanzó la mayoría en el Congreso pero no parece que eso le afecte mayor cosa, toda vez que los diputados del Verde y Nueva Alianza obedecen sin parpadear a la bancada oficial y, seamos sinceros, los del PAN y el PRD tampoco es que se le salgan del huacal. Y entre todos forman una mayoría abrumadora y al servicio del Presidente. Pocos hablaron del “Pacto por México” durante el periodo electoral pero no dudemos que se recicle en los hechos. O sea que, aunque buena parte de los mexicanos no lo queramos, gana el PRI.
- Aunque el Partido Verde infringió todas las leyes electorales posibles durante la campaña, porque arrancó antes de tiempo, recurrió a entrega de regalitos, mintió en sus anuncios, maiceó a “líderes de opinión” para que tuitearan a su favor en plena veda, etcétera, no pasará nada. Quizá una multa más, que se acumule con las que el tibio INE le ha impuesto y que el Tribunal Electoral se ha encargado de revertir. O sea que, pese a que varios quisiéramos verlos desaparecer, también gana el Verde.
- Toda encuesta corre el riesgo de errar por más cuidado que se ponga en la elaboración de su metodología y en su aplicación, dicen los expertos. Pero ¿fallar de modo tan sospechoso? Hemos sido testigos de cómo consultoras, medios y hasta universidades se han prestado al juego de apuntalar candidaturas (generalmente del PRI, por supuesto, o al menos del partido en el poder en cada caso) con cifras absurdas. Y de modo impune. Un ejemplo: al menos una decena de medios regios y tapatíos difundieron con todo el escándalo que pudieron encuestas en las que daban el gane al PRI en las contiendas por la gubernatura de Nuevo León y la alcaldía de Guadalajara, respectivamente. El resultado fue una derrota del partido gobernante por más de dos dígitos en ambos casos (¡Casi 25 puntos en Guadalajara!). ¿Alguien salió a dar explicaciones? Un columnista, me parece. O sea, los vividores que elaboran y publican encuestas falseadas también salen ganando, a fin de cuentas, y reincidirán.
- Pese a atisbos de que una democracia mejor de la que padecemos es posible (como la elección del diputado independiente Pedro Kumamoto en Zapopan), el desencanto no va a dejar de aumentar. Votar es un ejercicio que exige cada vez mayores dosis de esfuerzo, entre un INE que se desmorona y opciones que van de las mediocres a las repulsivas. La abstención y el voto nulo no harán sino crecer.
(ANTONIO ORTUÑO)