Guillermina, una joven madre con dos hijos, quiere ser policía en un estado donde esos repentinos sueños de la infancia ya no existen (allá nadie quiere portar un arma y ponerse el uniforme). La historia es un melodrama de la teleserie “Lo que callamos las mujeres” que se transmite de lunes a viernes por TV Azteca. Ese programa se ha vuelto un espacio de los gobernantes. Además de esa historia rosa que se transmitió apenas unos días y que busca cautivar a mujeres para que se enrolen en la policía de Tamaulipas –el estado donde más desastres ha dejado la “guerra” del narco- el gobierno de Chihuahua también hizo su propia historia para limpiar la imagen de tierra violenta. Gobernar desde la televisión con historias del corazón se está volviendo una práctica recurrente. Eso no pasaba. En todo caso se compraban espacios en los noticiarios, pero no se hacían dramas de 30 minutos o una hora con actores o actrices profesionales. Estamos ante una nueva realidad en la forma de comunicar y de revertir las huellas de la violencia. Recurrir a teleseries con mayor audiencia busca borrar la memoria colectiva reciente. Guillermina, la chica del programa de TV, vive en Reynosa. Ama a su esposo, pero él se opone a que ella entre a la policía para cumplir sus anhelos: quiere ser cadete y nadie se lo va a impedir. -Ahi te los encargo mamá. Te dejo la ropa limpia y comida para dos días- dice muy afligida Guillermina antes de subirse a un autobús que la llevará a Ciudad Victoria. -¡Calmate! Ellos van a estar bien conmigo. Francisco, el marido, le ha dicho que reprobará los exámenes en el Instituto de Reclutamiento y Formación Policial de Tamaulipas. -Seguramente va a venir Paco a ver a los niños y seguro va a venir a ver si es que me fui. Guillermina se queda en la Policía. Allí conoce a otras mujeres que han llegado de todas partes del país a enrolarse. Se hace amiga de una chica que viajó desde San Luis Potosí y quien será su pareja en una patrulla donde evitarán asaltos, auxiliarán mujeres embarazadas y arrestarán delincuentes. El gobernador Egidio Torre, cuyo hermano fue bajado de su camioneta junto con sus escoltas justo unos días antes de su cierre de campaña como candidato al gobierno y les metieran el tiro de gracia, creó el nuevo modelo de policía estatal. Pero al igual que Nuevo León está teniendo problemas de reclutamiento. Es por eso que a través de las historias rosas ofrecen las perlas de la virgen: jugosos suelos, seguro, becas para los hijos. Todo lo que en estos tiempos un desempleado anhelaría tener. Ni la historia de Guillermina ni la de Chihuahua y su supuesta nueva realidad, donde según dejó de haber ejecutados, secuestros ni guerra entre carteles de la droga, son las únicas que se trasmiten. Basta encender el televisor y mirar de otra manera lo que sucede en el monitor. La política entró en periodo de transición al encontrar nuevas formas en televisión. ¿Hay alguien a quien le debamos los melodramas rosas para convencer a las masas?
(ALEJANDRO SÁNCHEZ / @alexsanchezmx)