El otro día un amigo se quejaba del infierno que es vivir junto a una escuela primaria. No por los gritos y el relajo de los niños, que terminan convirtiéndose en ruido blanco, sino por las bocinotas que lo despiertan todas las mañanas, poquito después de las 8, con los alaridos amplificados de una maestra. “¡Tomen distancia! ¡Uno, dos! ¡Cuarto Ce, guarden silencio! ¡Silencio dije! ¡SILENCIOOOOOO”, etcétera. Y los lunes son el peor día, porque ponen el Himno Nacional y el Toque de Bandera a todo volumen, como si fuera el Foro Sol, pero con un audio distorsionado para que la chamaquiza ensordecida nunca alcance a distinguir que no dice “un soldado en cada hijo de dios” ni “hoy me siento contento latir mi corazón” ni “son estas notas su canti-comercial“.
Estoy segura de que en el 066 ya me tienen fichada como “La loca que denuncia bocinas a todo volumen”. (Paréntesis: ¿en qué escuela de marquetología les hacen creer que es una buena idea tener unos amplis gigantes afuera de una tienda –no importa si es de pizzas, coches o colchones– con unos edecanes diciendo estupideces en el micrófono?). Bueno, los tiras telefónicos siempre me dan el avión, porque la patrulla nunca llega. Tampoco cuando reporto coches estacionados frente a una rampa para silla de ruedas. Deben pensar: “Ash, qué lata con esta mujer, ¿que no ve que estamos haciendo cosas realmente importantes como detenciones arbitrarias, manosear chavas en la calle y rendirle pleitesía a Sv Majestad El Automóvil?”.
En los andenes de varias estaciones del metro han instalado pantallas con contenidos genéricos. Y obviamente las ponen a todo volumen. Yo, neuroticaza, siempre saco el decibelómetro del iPhone, que me dice que las teles están a más de 80 dB (la ley defeña dice que arriba de 65 es una falta). Le tuiteo el pantallazo a @MetroCDMX. El community manager me ignora; me lo imagino diciendo “Pinche #plaqueja ya está chingando otra vez” mientras se pone sus audífonos para escuchar a Pitbull a todo volumen PUM PUM PUM PUM PUM PUM. Caso perdido. Pero yo seguiré neceando.