Querida Izquierda:
Sabes que siempre he votado por ti; una vez, incluso, mi amigo de la infancia dejó de hablarme varios meses porque salí a defenderte en 2006. Hoy sigo creyendo que el país te necesita, pero seré franco contigo: ya no sé qué intenciones tengan tus hijos, o quienes dicen serlo.
Unos, por ejemplo, los que hablan y hablan de democracia, se aferran a dirigir los partidos con la mano de hierro que tienen los caciques: mienten, roban, coaccionan, reparten despensas o simplemente realizan elecciones como un mero formalismo. Otros, ya ves, han permitido todo lo que se le antoja al nieto de Atlacomulco; la última del muchacho fue convertir la Plaza de la Constitución en un enorme estacionamiento, así que ya te imaginarás el grado de cinismo con el que nos están gobernando.
Pero yo te estaba hablando de tus hijos, o de quienes dicen serlo.
Unos, en pleno informe, custodian al nieto de Atlacomulco no como presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, sino como un par de bufones que esperan la aprobación del rey. Otros, sabe por qué, se enferman cuando va a aprobarse la reforma energética; hasta el hijo del general, uno de tus mejores discípulos, prefiere desaparecer en vez de hacer valer eso de patria para todos.
Unos creen que el poder es para tener sexo oral en sus oficinas o para ver de qué obra pública sacan dinero. A otros les funciona bien ser unos rottweilers en la hermana república del Twitter, pero en la vida real son sólo unos pobres chuchos en busca de un hueso. Unos andan en todas las marchas contra el sistema, pero no nos dicen que tienen flotillas de taxis. Otros hablan de la corrupción, pero reciben incentivos gubernamentales para aprobar reformas o para hacerse pendejos. Y algunos defienden los recursos del erario, pero les piden su cuota a todos y cada uno de los suyos que llegan a una alcaldía, a un escaño o a una regiduría.
Unos tienen una guerra permanente con la prensa, pero por el otro lado son dueños de algunos medios donde no se acepta una sola crítica. Otros dicen que no se subordinan, que se coordinan, pero a la hora del desalojo del Zócalo, ahí llevan al servicio de limpia para que no quede huella de la canallada. Y no faltan los que toman la tribuna en el Congreso y ni una pinche ley han propuesto.
Unos gobiernan como si fueran del PRI. Otros se oponen a las leyes del aborto o los matrimonios gay, como si fueran del PAN. Y hay quienes de izquierda tienen lo que yo de astronauta.
Querida Izquierda:
¿Crees que debería seguir creyendo en esos hijos descarriados que criaste?
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(ALEJANDRO ALMAZÁN / @alexxxalmazan)