Sé que este año no me he portado muy bien que digamos, pero también tengo claro que eso no les importa mucho, ya que por muy mal que yo me pueda portar jamás me portaré tan mal como lo hacen ustedes, que por eso son Mirreyes y además Magos.
La verdad este año no los quiero molestar, no vaya a ser que se enojen y me quieran mandar a sus guaruras, o me conviertan en comida para elefantuki o, peor aún, me manden al papaloy de Videgaray para que me suba la gasolina mientras me explica por qué no me pudieron traer ni lo que les pedí, ni lo que me prometieron.
Conociéndolos, ya no quiero que me traigan nada, no vaya a ser que me toque otra devaluación peor que la que nos trajo Santa Clos, u otra reforma de Peña Nieto, o la exoneración de otro corrupto, o un requerimiento de Hacienda, o una nueva caída de la bolsa, u otra masacre impune, o el hallazgo de nuevas fosas con viejos desaparecidos. ¡Y pensar que cuando era niño me molestaba que me trajeran calcetines!, Con los “regalitos” que ahora nos traen, bien me harían falta unos nuevos calzones.
Insisto, no quiero regalos, no me traigan nada, ¡pero dejen tantito antes de llevarse todo! Yo sé que los niños de otros países les piden cosas más costosas: que quieren el petróleo de una nación, que sus yacimientos de minerales, que la mano de obra barata de sus habitantes, que quieren oro y quieren plata, mientras uno acá nomás rompiéndose la piñata, pero dejen algo. “Alguki”, para que me entiendan.
Entiendo que su vida de Mirreyes Magos les exige mucho: la selfie, la party, el yate, los viajes, las mirreynas, y además la responsabilidad de gobernar un país, por eso más bien me gustaría que este año, en vez de traernos más “regalos” que terminamos pagando nosotros, ¿por qué mejor no van en busca de la estrella de Belén para que lleguen nuevamente al encuentro, no sé, de algún Mesías o quizás de un nuevo país donde puedan enquistarse en la corrupción y en la impunidad y de paso dan chance de que aquí vuelva a crecer el pasto, y las flores y eso que llaman el “tejido social”?
Yo creo que a ustedes, queridos Mirreyes Magos, los necesitan más en otras partes que aquí. En estos rumbos ya hemos tenido suficiente de ustedes, siempre regalándonos postales de su ostentosa impunidad, siempre mirándonos con ternuruki a esta prole que nada más no aprende a valorarlos. Ese sería en todo caso mi deseo.
Ojalá esta vez sí me lo cumplan. En alguna parte debe haber un niño Dios deseoso de verlos.
(Fernando Rivera Calderón)