Tras un largo silencio discográfico, Luis Miguel está de vuelta con un nuevo álbum. Además, hará una gira mundial y ya se prepara la serie basada en su vida. ¿Podrá reconquistar lo perdido? ¿Podrá cumplir sus compromisos? ¿Volverá a deslumbrar con su talento? Ya veremos.
El viernes pasado se estrenó el nuevo disco de Luis Miguel, ¡MÉXICO Por Siempre! (así, con signos de exclamación y mayúsculas, casi como slogan de campaña política), con el cual se acaban siete años de silencio discográfico. Es un disco de mariachi predecible, convencional, conservador, cumplidor, a ratos bastante aburrido, con el que se corren pocos riesgos creativos.
El repertorio está integrado por mucho José Alfredo Jiménez (casi la mitad de las canciones), que se suma a piezas del bolerista cubano Juan Bruno Tarraza, del compositor francés Charles Aznavour, de Juan Gabriel, del colombiano Jorge Villamil, de Moncayo, de Rubén Fuentes, de Roberto Cantoral y de José “Pepe” Martínez, el recientemente fallecido líder del Mariachi Vargas de Tecalitlán, que en este disco se hace cargo de la música con su histórica solvencia. Su actual director, Carlos Martínez, tiene el crédito de productor. El ingeniero David Reitzas, que inició su carrera asistiendo en el Appetite For Destruction, de Guns N’ Roses, se hizo cargo de la mezcla y la coproducción.
No parece ser un disco que le vaya a ayudar a ganar nuevos seguidores. No está causando olas en las plataformas musicales más recurridas, donde el reguetón domina. Si acaso servirá para decirle al mundo y a sus fans que ahí anda, que le tengan confianza, que vayan a ver sus conciertos, que no es el meme viralizado donde se le ve con un absurdo sobrepeso sobre el escenario, que a pesar de los rumores que aseguran que ya no canta, su voz ahí sigue (aunque habrá que verlo y escucharlo en vivo y en directo para confirmar que lo mostrado en el álbum no son trucos del estudio de grabación). También servirá, supongo, para terminar su contrato con Warner y poder pasar con Sony (que aún no quiere comentar nada al respecto).
“¿Podrá Luis Miguel volver a ser relevante musicalmente? ¿O se conformará siendo un artista de esos que venden nostalgia?”
Ya anunció gira, e incluye tres fechas en el Auditorio Nacional (21, 22 y 23 de febrero) que se ha mostrado magnánimo volviéndolo a recibir tras haber cancelado dos conciertos sin justificación aparente. ¿Cumplirá sus compromisos? ¿Volverá a dejar colgados a quienes compraron sus boletos? Es difícil saberlo.
Por otro lado, desde hace algunas semanas ya se filma la serie basada en su vida que acá en México saldrá en Netflix. Una fotografía del reparto comunicó que Luis Miguel —de adulto— será interpretado por Diego Boneta y que su polémico padre, Luis Rey, al que no es difícil imaginar como el villano de la historia, lo hará Óscar Jaenada. ¿Qué tanto compartió Luis Miguel con los guionistas de la serie? ¿Qué tan involucrado está en el proyecto? ¿Qué tanto revelará de la misteriosa vida del cantante esta producción? De nuevo, más dudas.
Y el meollo del asunto: ¿podrá Luis Miguel volver a ser relevante musicalmente? ¿O se conformará siendo un artista de esos que únicamente venden nostalgia? ¿Algún día intentará hacer un disco capaz de sorprender? ¿Una obra a la altura de su talento y de su leyenda? Yo, francamente, no veo señales de que así será. Pareciera que está actuando en piloto automático, tratando desesperadamente de recuperar su estabilidad económica. Ojalá me equivoque. Artistas de su estatura aparecen una vez en la vida.