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¿Cómo puede ayudar el alpinismo a las comunidades que viven alrededor de los grandes volcanes mexicanos? ¿Se debe cobrar más por la entrada a los parques nacionales, como ocurre en otras montañas del mundo como el Aconcagua o el Everest? La respuesta es menos sencilla de lo que parece.
Para empezar, como explica Salvador Delgadillo, director técnico del Club Alpino Mexicano, no todos los parques nacionales del cinturón volcánico son enteramente federales, por lo que la cobranza por parte del gobierno se complica. Este es el caso del Nevado de Toluca, un parque administrado tanto por el gobierno del Estado de México como por la Semarnat, y del Pico de Orizaba.
Otra es la situación del Izta-Popo Zoquiapan, un espacio federal en el que un pago de 27 pesos otorga acceso a la Iztaccíhuatl. Esta cuota, explica Agustín Tagle, subdirector del parque, no va exclusivamente para ellos. “La cuota va directo a la Tesorería de la Federación, que lo regresa a Semarnat, luego lo redistribuye a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y de ahí entra a nuestro presupuesto. Finalmente vemos poco de esa cuota”.
Franco Grasso, director de la Escuela Nacional de Alpinismo y Rescate Alpino ItalianTREK, asegura que en muchos lugares del mundo ese acceso es gratuito y no tendría por qué ser diferente en México. La ayuda a las comunidades, muchas de ellas pobres y propensas a la migración a los Estados Unidos, debe venir por otros lados, como la derrama económica –comprar productos que ellos hacen cuando visitemos su zona-, pero aún mejor a través de la inclusión y “capacitación de locales para que presten sus servicios”, como explica Grasso. “En este sentido”, añade, “hay un gran potencial para el desarrollo de actividades de aventura y campismo, y ya hemos asesorado a las comunidades para la implantación de estos servicios”.
Las agencias de viajes dedicadas a estas actividades pueden llevar a cabo programas de ayuda, como es el caso de Travesías México. Carlos Romay, su director, explica que el 5% del pago que piden previo a una excursión va destinado a las comunidades y a las montañas, ya sea “fortaleciendo la promoción e imagen de los parques, donando señalización y botes de basura” o “recolectando ropa y despensas que se donan a fundaciones o directamente a las comunidades”.
Una idea concreta: sería deseable tener un inventario de los productos que hacen los habitantes de la zona y a partir de ahí ofrecerles medios de producción baratos y pertinentes para que esa labor se multiplique. Han vivido por siglos en sus comunidades. Ayudándolos a producir mejor lo que saben hacer, su vida ahí (ahí, no en otra parte) podría ser menos dura y difícil de lo que es.
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Daniel Krauze (México D.F., 1982) escribe sobre demasiadas cosas, de las que sabe mucho menos de lo que cree, para poder pagar la renta. En el 2012 publicó “Fallas de Origen”. También edita el blog de cine de Letras Libres en línea. Tampoco lo hace particularmente bien.
(Daniel Krauze)