Cuando Twitter exigía que terminara la carrera de Ricardo Alemán por tuitear un meme que instiga a asesinar a AMLO, la periodista Andrea Noel posteó un video que hunde —aún más— a Alemán en el lodo de porquerías de lo que los periodistas no deberíamos hacer con el oficio, con el uso de las palabras y con nuestras audiencias. No me consta que Alemán sea un chayotero (periodista que recibe dinero a cambio de manipular la información y sus opiniones a favor de quien le paga por hacerlo), pero eso de defender las versiones oficiales (hoy llamadas “históricas”, aun cuando están inconclusas, manipuladas o violan el debido proceso) es, por lo menos, su afición.
Transcribo algunas ideas del editorial que (completo pueden ver aquí) publicó Alemán sobre los tres jóvenes estudiantes de cine desaparecidos recientemente en Jalisco: “Mire, ya empezaron con la mamada… de que fue el Estado. Hubo ahí una manifestación, una pinche manifestacioncita, chiquita… Es importante que se manifieste la gente, pero que se manifieste con verdad, no con cuentos. La mayoría de estos chavos no tienen la menor idea de lo que estaban reclamando. La idea de los jóvenes asesinados por el narco, igual que en el caso de Ayotzinapa, es porque estaban en el lugar equivocado, en el momento equivocado… (En el caso Jalisco) un amigo de este grupo de estudiantes de cine tenía un amigo cuya tía tenía un yerno vinculado al crimen organizado. La tía le había rentado (la casa) al yerno que era uno que buscaban los grupos criminales… y estos güeyes (los estudiantes desaparecidos) querían filmar una película (en esa casa) sobre cuestiones del crimen y se le ocurrió al tonto (uno de las víctimas), ‘Ah, yo, mi tía, yo conozco ahí’… Órale, güey y ahí van de hocico… y cayeron como… redonditos. Ah, pero ya empezaron con la mamada de que fue el Estado. No mamen… neta”. Hasta aquí Alemán.
¿Les parece responsable que Alemán se refiera así sobre estos jóvenes desaparecidos? Son, según él, “tontos”, “güeyes”, “no mamen”, “ahí van de hocico”, “cayeron redonditos”. Qué descarnado, ya no digamos periodista, qué despiadado hombre. Imaginen, por favor, que los padres de estos jóvenes ven ese editorial o leen esta columna con las palabras de Ricardo Alemán: “Señora, no mame con eso de que al tonto de su hijo lo mató el Estado, su hijo es un güey que se fue de hocico por estar en el lugar equivocado”. Chale.
Si fue o no el Estado no es sentencia de Ricardo Alemán, que hasta donde sé no es Ministerio Público. Lo que sabemos es que el Estado no pudo protegerlos ni recuperarlos y hasta ahora no ha podido devolverlos vivos. Lo único que tenemos es una versión del Estado que no ha sido respaldada por los peritos, quienes dicen no contar con los elementos científicos para sostener que los jóvenes fueron disueltos en ácido por sus captores, como dice la versión oficial. ¿Y la omisión o complicidad no alcanzan al Estado? En un país donde nueve de cada 10 delitos quedan impunes, importan las palabras y su uso. Importan, sobre todo, porque las víctimas y sus familias no duermen esperando a sus hijos y pensando que todo México parece un lugar equivocado y cada minuto el momento equivocado.