Ignoro si el cantito de esa mujer se originó por estar en Coyoacán, barrio de leyendas revolucionarias como Diego, Frida, Trotsky, o porque hoy nace la ilusión de un cambio que algunos ven imposible sin una sublevación, o si sólo la canción le gustaba. Pero la dama, de unos 60 años y blanca en canas, ante su pequeña nieta cantó bajito en el mismo café donde yo estaba: “Y seguir de modo cruel sin cuidarse ni la forma, con el robo como norma, y en eso llegó Fidel / Se acabó la diversión, llegó el comandante y mandó a parar”.
Guardó silencio, volvió a su faena de abuela y yo me grabé mentalmente esas líneas. En casa, Internet me aclaró que entonaba “Y en eso llegó Fidel”, un tema que el cubano Carlos Puebla compuso al caer el dictador Batista. Les paso unas estrofas en desorden: “Aquí pensaban seguir, ganando el ciento por ciento, con casas de apartamentos y echar al pueblo a sufrir. Aquí pensaban seguir, jugando a la democracia, y el pueblo que en su desgracia se acabara de morir. Y seguir de modo cruel contra el pueblo conspirando, para seguirlo explotando. Y seguir de modo cruel la costumbre del delito, hacer de Cuba un garito, y en eso llegó Fidel”.
No voy a enaltecer a un político que, supongo, la historia no absolverá, pero al oír las razones de la Revolución Cubana me dije “vivimos lo mismo”. En contraste, al llegar al coro de “Y en eso llegó Fidel” pensé “México no tiene a nadie”. Carecemos de un líder, uno, que articule la indignación para empujar al país a otra realidad. Y desde luego no aludo a tomar las armas (poca falta nos hacen) sino a quien dirija un movimiento pacífico pero avasallador.
Si pasan los días y no surge un líder que articule la furia, el riesgo es que el barullo multitudinario otra vez sirva de poco. Hasta ahora, el reclamo tiene la forma de un grito: #Yamecansé, al que los dueños del sistema responden #Yonomecansé.
No se cansan de violar a su pueblo. Si yo, presidente, explico vía mi esposa que la Casa Blanca fue un regalito de Televisa con un costo tan grotescamente escandaloso, yo, presidente, me quiero burlar de la gente. Si yo, presidente, reclamo que la violencia social tras los desaparecidos de Ayotzinapa busca “atentar contra el proyecto de nación”, cala lo que tuiteó la periodista @vietnika69: “Curioso que ningún presidente hasta ahora haya reclamado a los narcos sabotear su proyecto de nación”.
Pruebas sobran: la clase política (tan si clase) no pretende moverse de su Casa Blanca imperial: el poder. Para aniquilar un sistema ladrón, injusto y criminal necesitamos un movimiento organizado con un líder (no político) que armonice gente e ideas: sólo así el #Yamecansé será un #Yanotedejo, detendremos a los bandidos y podremos decir, como en la canción de Carlos Puebla: “se acabó la diversión”.
(Aníbal Santiago / @apsantiago)