No crean que porque escribo de taxis no me importan “los grandes problemas de la nación”, no sólo me importan: me afectan, como a todos. También me deprimen, me asustan, me hacen reír y me confrontan: ¿qué debo enseñar a Celu sobre su país? ¿A ser desconfiada? ¿A que roban? ¿A que no hay justicia? No soy amante de tenerla en una burbuja (¡que sepa cuidarse!), pero tampoco quiero que crezca como yo: con las malas noticias y la indignación a cuestas de una madre angustiada por el “a ver ahora qué pasa”. En lugar de preocuparse, que se ocupe en mejorar su entorno, que participe en iniciativas ciudadanas y construya un mejor país, porque visto está que nadie lo hará por nosotros.
Estaba muy puesta a contarle del #DíaMundialSinAuto, cuando me di cuenta del absurdo: ¡había autos por todos lados! Entiendo y aplaudo el éxito de cerrar el Zócalo para ciclopedalear o caminar a gusto, fue producto de un trabajo muy importante de asociaciones como Bicitekas, la plaza estaba hermosa, daban ganas de darle vueltas y más vueltas, cual hámster drogado.
Pero “la nota” no fue esa, fue –¡cómo no!- la grilla. Los políticos colgados del tema, porque “hay que hacer presencia”. Del primero que supe fue de Mancera, que no soltó el auuuuto, aunque eso sí, usó un #taxi eléctrico (¿la onda no era SIN auto?). Estaba quejándome, cuando vi que en Guadalajara la queja era que Aristóteles Sandoval usó camión: que el oportunismo, que nomás pa’la foto, #quenosequé. Seguramente: ahí andan sus fotos, muy contento, pero igual de apretujado que cualquiera… al menos ESO me hubiera gustado ver en el jefe de Gobierno de mi ciudad.
Luego supe de los secretarios, legisladores y tooodos los funcionarios y políticos que usaron Metrobús, Metro, camión, bici eléctrica y patín del diablo, lo que fuera útil pa’presumir la foto o selfie, con “burbuja protectora”, guaruras discretos o en bolita VIP, el chiste era “mandar el mensaje”, dijo Jesús Sesma, del Verde, y ¡tantos dispuestos a hacerlo! ¡Tan bonitos!
¿Y los periódicos? Llenos de fotos de funcionarios, de citas de funcionarios, de invitaciones (de funcionarios) a sumarse “a este tipo de iniciativas”. Más de lo mismo, más de lo que ya escuchamos o leímos el año pasado y que volveremos a leer el próximo año, “sumémonos a iniciativas ciudadanas… por un ratito, y luego agarramos el camionetón”.
No supe cómo vivieron los ciudadanos el #DíaMundialSinAuto, porque ni notas hubo, quizá no fue un tema a destacar, o era más importante compartirles el mensaje de la muy consciente clase política. Porque con el ciclo informativo pasa lo mismo que con el tráfico: primero los autos, y luego los peatones. Primero los poderosos, y luego los ciudadanos, así se informan y se organizan mejor (ajá).
Que los ciudadanos no seamos el centro de la nota no significa que no nos importe o que no queramos mejorar el entorno que padecemos. Tampoco significa que nos maraville que un político “se sume”, ya estamos grandecitos para creernos choros, ¿no? Mejor que no sean flor de un día, y como dijo un señor–según El Universal-, “¡ojalá y lo hicieran más seguido, para que sepan lo que se siente y ya no utilicen sus camionetones!”. Pues sí, ojalá.