Acabo de darme cuenta que el pasado jueves, cuando presentamos en la FIL de Guadalajara el libro Slim, biografía política del mexicano más rico del mundo, de Diego Osorno, escenificamos una suerte de convivencia de los columnistas del lunes de Más por Más. En la mesa estuvimos Lydia Cacho, Diego Osorno mismo y un servidor. Nomás nos faltó Gabriela Warkentin pero a cambio tuvimos a otro colega, el gran Guillermo Osorno, colaborador también de este espacio. Involuntariamente pero fue una mesa, pues, del periódico. Pero a lo que voy es a que el libro en sí es muy recomendable y voy a ponerlo en claro porque podemos estar seguros de que el autor dedicará su columna a asuntos que considera más trascendentes que la difusión de su propia obra.
Detrás de este volumen hay un largo y minucioso trabajo. Cuando Andrés Ramírez, su editor, me refirió hace ya algunos años que Osorno preparaba una biografía de Carlos Slim supe de inmediato que aquel proyecto iba a ser una de las investigaciones periodísticas más interesantes en años a la redonda. Las pruebas de ello llegaron pronto. A través de revistas como Etiqueta Negra y Proceso, entre otras, fuimos conociendo detalles de la indagación.
LEE LA COLUMNA ANTERIOR DE ANTONIO ORTUÑO: PASIONES UBER, DE REGRESO
¿Quién es Carlos Slim, ese gran tiburón de los negocios internacionales, ese legendario constructor de milagros financieros de quien se cuentan tantas anécdotas y se saben tan pocos datos concretos? El trabajo de Osorno indica que hay en la figura del empresario claroscuros que no habían sido, por el motivo que sea, explorados de manera articulada antes, sino que eran poco más que trascendidos, anécdotas o chismes. Como la participación de Julián, el hermano mayor, en la Dirección Federal de Seguridad. Como la sombra del falangismo libanés en las raíces del ideario familiar. Como su camino entrecruzado con las diversas tribus del PRI y ciertos elementos de la oposición política. Como otros tantos ingredientes que Osorno ha rastreado con serenidad y vehemencia a la vez.
Acostumbrados, como estamos los mexicanos, a que nuestras figuras más reconocidas resulten medianas por comparación en el teatro mundial, el hecho de que un hombre como Slim exista entusiasma a muchos. ¿Recuerdan todos esos memes y noticias falsas sobre Slim despidiendo o burlándose de Donald Trump, que será muy millonario pero cuya cuenta bancaria no le llega a los talones a la de don Carlos? ¿Slim como orgullo patrio de un país tan pobre? México es capaz de esas paradojas.
Desde la investigación y no desde el encono y la sabiondez, el libro de Diego Osorno bucea a profundidad y perfila un Slim complejo, multidimensional, hábil para utilizar las luces y sombras que la fama le ofrece y poderoso: terriblemente poderoso. Guillermo Osorno dijo en la mesa que le parecía la mejor biografía periodística escrita en años en este país y estoy completamente de acuerdo. Es un libro indispensable.