Recurro a los apuntes del verano de 2011, cuando viajé a Palestina, para contarles algo sobre el ejército israelí:
Historia. En los años veinte del siglo pasado, las autoridades israelíes crearon el Haganá, un ejército clandestino con permiso para matar a cualquier palestino. A los sionistas les pareció que quemar aldeas y asesinar a sus habitantes no era lo suficientemente salvaje y disolvieron el Haganá para darle vida al Palmaj, una organización terrorista armada. El Palmaj dio grandes resultados, pero con el tiempo mostró cierta debilidad y desapareció. Entonces fue fundado el Irgún, un grupo más extremista que tampoco satisfizo las necesidades y tuvo que hacerse a un lado para la llegada del Stern, el más violento de todos. El Tzahal, desde su fundación en 1948, ha sido fiel a sus raíces: no sólo Dios puede destruir una ciudad, también los soldados son capaces de hacerlo.
Principios. El Tzahal le ha mostrado al mundo que se puede ser el cuarto mejor ejército bajo cinco máximas: 1) Israel no puede darse el lujo de perder una sola guerra. 2) Amor a la patria y lealtad al país. 3) Los asesinatos son justificables. 4) La venganza es la ley. Y 5) Un daño sistemático a los palestinos hace a la población más obediente y más fácil de controlar.
Recursos Humanos. Hay tres millones de patriotas, de 18 a 49 años, a quienes el gobierno israelí los cree dispuestos a morir. La mitad son mujeres que darán a luz a otro millón de soldaditos. Además, gracias a la migración, el ejército ha incrementado su matrícula en un 25 por ciento. Y si bien Ucrania ha sido el gran semillero, Etiopía ha venido a la alza.
Estrategia. Crear enfrentamientos en ciudades donde parece llegar la calma.
Armamento. Llegó a pensarse en desechar las armas ostentosas y llamativas, pero los rifles M4 siguen demostrando su capacidad de fuego. Eso sí: el fusil SR-25 ha sido desplazado por la Uzi, el Tavor y el Galil. La pistola Jericho 941 se ha ajustado más a las necesidades de los soldados: es precisa y no estorba.
Vehículos. El tanque favorito desde 1978 es el Merkava. Aunque parece un mamut, es ligero, no se atasca, resiste bombas y mata de una manera fulminante.
Flota aérea. Los aviones F-16 y los helicópteros Cobra y Apache han demostrado que los pilotos ni se despeinan.
Uniforme. Pese a las constantes quejas por lo incómodo de la vestimenta en época de calor, por cuestiones de mercado (una docena de empresas israelíes viven de ello) se mantiene el mismo atuendo: uniforme de algodón verde, botas de piel, cascos blindados, boinas negras, chalecos antibalas, gafas y fundas para el celular.
Competencia. Palestina (Cisjordania) cuenta con cincuenta tanques blindados, tres mil kaláshnikov y tres millones de balas. Todo ese armamento está en Jordania porque Israel no se los ha dejado pasar.
Patrocinios. El Tzahal está aliado con el Shabak, el Mossad y el Aman, los servicios de inteligencia. La alianza con Estados Unidos, sobre todo desde 1967, no sólo le ha servido al ejército israelí para obtener tres mil millones de dólares anuales, sino también para disfrazar las violaciones a los derechos humanos. Cada vez son menos las quejas de la comunidad internacional. Eso puede significar que 1) a la gente le importa un carajo lo que sucede en Palestina, o 2) que el Tzahal es un mal necesario.
(ALEJANDRO ALMAZÁN / @alexxxalmazan)