“Sueño chintololo”, por @jorgepedro

Existe en Madrid un grupo de tepanequistas al parecer muy esmerado. En la Complutense. No todos han pisado la capital mexicana, pero igual se emocionan con los hermanastros (o padrastros) de los mexicas: los amos y señores del gran Azcapo mucho antes del águila, la serpiente y la mamá del muerto: los tepanecas, pues. De eso me entero por Julio Arellano, que estudió allá y también en la Unam, ahora que lo visito en la Escuela de Cronistas Carlos Monsiváis, de espacios anaranjados y amarillos y grandotes para tan poco mueble y personal. Pero sin eco. Será que hablamos bajito o que los legajos históricos absorben nuestra plática. Que cuántos barrios tiene el universo chintololo (veintisiete, aunque unos dicen que más), que de dónde viene la palabra chintololo (de dónde: no se sabe bien, de cuándo: a lo mejor del XIX), que si en la escuela hay fotos de la interesante colonia San Álvaro (¡seguro que sí!), que si cualquiera puede llegar y pedir información acerca del pasado de Azcapotzalco o de los cursos que se imparten (por supuesto, de eso pide su limosna).

Julio dirige esta escuela-archivo en el barrio de San Miguel Amantla-Tlapitzac, el más viejito, me dice, con evidencias de asentamientos teotihuacanos y toda la cosa. Se espabila mi curiosidad. Le agradezco por la guía turística de su delegación y por antojarme la Parroquia de San Miguel Arcángel allá derechito, sólo que rodeando (por la traza de pueblito, ya se sabe, de origen prehispánico). Se trata del templo más antiguo del hormiguero, del XVI, sobre un montículo, acaso teocalli, y con una inscripción en latín y nahuatl en el arquitrabe de la fachada, única en México: “Para alabar a Dios es indispensable el paradigma de la cruz”. ¡Intenso! Pero entendible para una ciudad sagrada, dedicada hace siglos a la orfebrería y el arte plumario.

De aquí camino por la colonia Providencia, bonita y verde, hacia el barrio de junto: Santiago Ahuizotla. Nuevas sorpresas, nuevos callejones e iglesias. Y así hasta topar con el lugar favorito de Julio en Azcapotzalco: la sección infantil del panteón vecinal de San Pedro Xalpa. Por los rehiletes y los juguetes. Termino el paseo en la colonia Petrolera (en los tacos Los Pits de bistec y demás) y en el sitio de taxis de San Isidrio y Las Armas, en donde cuentan que se aparece un fantasma-niña. “A nosotros afortunadamente no porque nos estacionamos enfrente”, según el conductor ojo de hormiga que me saca del sueño chintololo de los madrileños referidos.

Fotos por: Jorge Pedro Uribe Llamas

SÍGUEME EN @jorgepedro

(JORGE PEDRO URIBE LLAMAS / @jorgepedro)