¿¿¿Por qué en cada trinche protesta, desacuerdo o disputa pública parece muy necesario armar mesas de diálogo y modificaciones a la ley???? Sobre el encontronazo taxis-Uber (y por si usted perdió el hilo del pleito), en la Asamblea Legislativa se convocó a un punto de acuerdo para buscar “regular la actividad de ambas opciones de transporte”, ¿qué no hay YA una regulación para los taxis? ¿Por qué parece no aplicarse?
Ya que en Chilangoland –al menos en materia de taxis- las cosas parecen acabar en un mundo al revés, y los taxis le tiran a las escopetas y con frecuencia no ofrecen el servicio que deben sino el que quieren, esperemos que los legisladores, con su magia, resuelvan todo.
Mientras, Blanquita seguirá sufriendo y peleando con los taxis ya reglamentados. Esta semana, tres servicios de radiotaxi se negaron a transportarla. Y no estaba en alguno de esos lejanos puntos del cinturón urbano en donde ni Uber llega (ya ven que es un servicio bien fresa y sólo sirve a los privilegiados que vivimos endeudados al banco para terminar la quincena a punta de tarjetazos). Ella sólo quería trasladarse de la zona de Popotla a la Roma. Según Google Maps, una distancia de 6.4 a 6.7 kilómetros, de 25 a 30 minutos; de Miguel Hidalgo a Cuauhtémoc.
Blanca es una pasajera que usa el teléfono para llamar a un taxi, pero muy literalmente: marca un número, alguien le contesta, y le dice que no puede ir a su zona. Su segunda opción es salir a la calle con la esperanza de que algún taxista acepte ir a la Roma, porque tampoco todos se rifan el viaje, “les da terror”, dice “el tráfico y la lluvia”.
Ella no quiere –y está en todo su derecho- dar su datos personales a una app que la transporte (por más que le he recomendado hacerlo en tarde de lluvia y tráfico, porque realmente creo que son justo en ESOS casos donde conviene mucho y sale más barato); es más: ni entiende cómo funcionan, ni tiene ganas o tiempo de entender. Porque está en su derecho de no usar ninguna app. Punto.
También está en su derecho de recibir un servicio que YA está reglamentado y que no debe negarle, pero es un pato a quien las escopetas de los taxistas con frecuencia tumban. ¿Y si convocamos a una mesa de diálogo con los pasajeros frustrados para llegar a un punto de acuerdo con los taxistas que se niegan a trasladarnos? ¿O antes hay que organizar el #bloqueonecesario?
Por cierto, ¿por qué no se han discutido los servicios que ofrecen otras apps? Estamos tan uberizados que olvidamos otras apps que funcionan con taxis“normales” (léase libres) que no han dicho “esta boca es mía” –al menos, no organizadamente y de forma pública-, y que también te avisan antes de la tarifa (en algunos casos, tarifas altas), también geolocalizan tu ubicación y también tienen choferes amables y limpios, y choferes que se duermen mientras conducen…pero eso se los cuento otro día.
(ALMA DELIA FUENTES)